domingo, 31 de mayo de 2009

Ni con cerveza los motivan


Cervezas, salchichas y canciones para crear interés electoral en Alemania
El primer canal de televisión intenta suscitar interés electoral entre cervezas, salchichas y canciones. Resultado: una audiencia modesta a la hora punta

Entre cervezas, salchichas y canciones, el primer canal de la tele alemana (ARD) intenta la proeza: suscitar interés por las elecciones europeas. Candidatos de las cinco fuerzas políticas nacionales comparecen en una cervecería de Regensburg (Baviera). El público les hace preguntas. Algunas de ellas hasta están relacionadas con Europa y no con asuntos estrictamente alemanes. Uno de los candidatos declina responder una pregunta sobre un tema de sanidad, reconociendo, simplemente, que no es el tema de su especialidad. Cada diez minutos una canción y conexiones con unidades móviles. ¿Resultado?: la audiencia no llega al millón, pese a que estamos en la mejor franja horaria, las 20,15.

Alemania es el país con más diputados en Estrasburgo (99). El Parlamento Europeo está presidido por un alemán, el democristiano Hans-Gert Pöttering. Alemania es el país en el que las leyes nacionales están más vinculadas a la legislación europea, con un 70% de ellas originadas en Bruselas o Estrasburgo. Y finalmente el gran contexto: ese Parlamento es quien deberá aprobar la legislación para poner en cintura a los bancos, con miras a una mayor transparencia y control del sector financiero que nos ha metido en el actual agujero... Nada de todo eso cambia la tópica cantinela: desde 1979 la participación de los alemanes en las europeas ha caído casi un 23% (en 2004), más de cinco puntos por debajo de la media europea. Ahora la previsión alemana es que sólo el 38% vote.

Martin Schultz, Presidente del grupo socialista del Parlamento Europeo, intenta encontrar una explicación al fenómeno en una entrevista con "Der Spiegel". Evoca su juventud, cuando fue a estudiar a Francia en un plan de intercambio universitario. "Entonces Europa era un asunto de valores, ahora, por desgracia, el beneficio personal es lo más importante y la gente se pregunta; "¿qué puede Europa hacer por mi?", dice.

¿Qué le falta al parlamento europeo?, un gobierno que le rinda cuentas, que la separación de poderes y los equilibrios entre capital y trabajo, vigentes en las naciones europeas, funcionen también a nivel europeo, dice. El Tratado de Lisboa nos acercaba a lo primero, pero no a lo segundo, y fue rechazado. Su futuro es incierto. Además, Europa, sus políticos y, por supuesto, sus ciudadanos, carecen de una mentalidad estratégica sobre la UE. Todo se enfoca desde el punto de vista de la política nacional. La presidencia semestral rotatoria es presentada, con desvergüenza, por los propios jefes de estado o de gobierno, como oportunidad egoísta para avanzar agendas nacionales. La importancia potencial del papel de la UE en el mundo se disuelve en las miserias y pequeñeces de la política nacional. El tema de Afganistán, paradigma del empeño de Washington de implicar a Europa en el disparate de un bloque militar occidental del Norte contra el Sur, queda fuera del debate político.

"El auditorio europeo está dividido en 27 auditorios", explica Schultz. "Tras una cumbre exitosa, Merkel, Brown o Zapatero declaran a la prensa; "he conseguido una victoria", pero si las cosas van mal se referirán a la "burocracia e indolencia de Bruselas...". En la Unión Europea, el éxito se nacionaliza y el fracaso se europeiza, dice.

La otra enfermedad europea es que se ha construido una Europa neoliberal, de las empresas y los mercados, mucho más que la Europa social y de los ciudadanos. Y los ciudadanos se vengan con la abstención. Pero, en última instancia, cambiar eso depende de presiones sociales, depende de ellos. La apatía ciudadana es, a la vez, motivo y consecuencia. Alemania no ofrece ninguna novedad a la Europa de la crisis y el bostezo.

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