General Motors declara la mayor bancarrota en la industria de EE UU y derrota de Nadal en Roland Garros
El fabricante inicia su nacionalización tras ser el mejor ejemplo del modelo capitalista con unas deudas de 122.500 millones y un déficit de 64.200 millones. Rafa Nadal asumió su derrota ante Soderling en octavos de Roland Garros sin excusas: "Jugué muy corto, sin agresividad y sin calma. Fue mi culpa, aunque él lo hizo muy bien. No jugué mi tenis y ésa es la razón de mi derrota". "Es una pena que este público no haya tenido nunca un detalle conmigo. Ojalá un año lo tengan", añadió.
El fabricante inicia su nacionalización tras ser el mejor ejemplo del modelo capitalista con unas deudas de 122.500 millones y un déficit de 64.200 millones. Rafa Nadal asumió su derrota ante Soderling en octavos de Roland Garros sin excusas: "Jugué muy corto, sin agresividad y sin calma. Fue mi culpa, aunque él lo hizo muy bien. No jugué mi tenis y ésa es la razón de mi derrota". "Es una pena que este público no haya tenido nunca un detalle conmigo. Ojalá un año lo tengan", añadió.
ELPAÍS.com - Madrid - 01/06/2009
El grupo automovilístico General Motors ha presentado hoy ante un tribunal de Nueva York, tal y como se esperaba , la solicitud para acogerse al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos en lo que supone la mayor suspensión de pagos de una empresa industrial en la historia. Concretamente, la compañía tiene un pasivo de 172.810 millones de dólares (122.500 millones de euros al cambio actual), a 31 de marzo de 2009, fecha en la que valora sus activos en 82.290 millones de dólares (58.360 millones de euros), lo que sitúa su déficit patrimonial en 90.520 millones de dólares (64.200 millones de euros).
Tras cuatro meses de contactos entre el fabricante de Detroit y Washington, General Motors, que cuenta con 230.000 empleados en todo el mundo y fabrica más de 20.000 coches cada día, no ha podido hacer nada más que declararse en suspensión de pagos para sobrevivir en un mercado muy diferente al que ha dominado durante 77 años y en el que ya no hay sitio para unos coches que han pasado a la historia por consumir ingentes cantidades de gasolina. Además, el anuncio de la empresa, la que mejor ejemplifica el sueño americano de los años 50 y que con su desarrollo hizo posible que millones de estadounidenses abrazasen la clase media, indica el final de una época.
General Motors, que cedió a Toyota el liderazgo del mercado mundial de ventas un año antes de cumplir su centenario en 2008, basó su expansión inicial en la compra de sus principales rivales como Cadillac, Buick u Oldsmobile. No obstante, tras sentar las bases de su éxito bajo el mandato de Alfred Sloan en 1923, no fue hasta después de la II Guerra Mundial, coincidiendo con los felices cincuenta y el triunfo del modelo de Estados Unidos en la esfera internacional, cuando la compañía alcanzó su máximo esplendor de la mano de Charles E. Wilson. En un claro ejemplo de la estrecha relación que existía entre el fabricante de Detroit y el desarrollo de la primera potencia mundial, Wilson llegó a ser nombrado Secretario de Defensa por el entonces presidente, Dwight Eisenhower.
Una vez confirmada su bancarrota, la cuarta más importante en la historia de Estados Unidos y la primera en el sector industrial de las manufacturas, el futuro de General Motors pasa ahora por el traspaso de sus activos de calidad a una nueva empresa en la que el Estado será el principal accionista con más de un 72,5% del capital junto con los sindicatos y acreedores, que recibirán a cambio de los 27.200 millones que les adeuda la empresa entre un 15 y un 25% de la nueva compañía.
Una apuesta arriesgada de Obama
Para ello, la Administración de Barack Obama pondrá sobre la mesa 30.100 millones de dólares (21.200 millones de euros) adicionales y ha avisado de que "no espera proveer ayuda adicional". La apuesta de Obama, que los analistas califican de arriesgada por la incógnita de si se podrá recuperar todo este dinero, supone la nacionalización del otrora mejor ejemplo del desarrollo del modelo capitalista americano pero que ha acabado sumido en las deudas víctima de una inadecuada gestión. Hasta la fecha, el Tesoro ha inyectado en el fabricante 19.400 millones de dólares (13.770 millones de euros) provenientes del dinero de los contribuyentes y cuyo reembolso es más que dudoso.
En cuanto al impacto de la decisión en Europa, el concurso de acreedores no afecta directamente a las actividades en el Viejo Continente gracias al acuerdo alcanzado para la cesión de los activos a la firma Adam Opel y el principio de acuerdo alcanzado con el Gobierno alemánpara la entrada de la canadiense Magna en la filial alemana. No obstante, este acuerdo debe concretarse en las próximas semanas.
Para Estados Unidos, la última versión del plan de reestructuración que Obama exigió a General Motors contemplaba la supresión de 21.000 empleos, el cierre de 16 fábricas en Norteamérica y la eliminación o venta de cuatro de sus marcas: Pontiac, Saturn, Hummer y Saab. Así, se centrará en cuatro marcas para su actividad en Norteamérica: Chevrolet, Cadillac, Buick y GMC. Por su parte, Pontiac desaparecerá a finales de 2010, mientras que Saab, Saturn y Hummer tendrán su propia solución.
Siguiendo con los planes de futuro, el Gobierno confía en poder dejar prontos las riendas de la dirección, una vez estabilizadas sus cuentas y superar el proceso de suspensión de pagos en un periodo que se prevé que dure entre los seis y 18 meses. En este sentido, la Casa Blanca asegura que General Motors, una vez se desprenda de entre 12 y 20 fábricas, recorte un excedente de plantilla que se eleva hasta los 21.000 trabajadores y cierre 2.641 concesionarios podrá subsistir incluso con su actual cuota de mercado, que no supera el 20%. Un porcentaje mínimo si se tiene en cuenta que llegó a vender uno de cada dos coches que circulaban por las carreteras de Estados Unidos y daba empleo a más de 600.000 personas en el país.
Sin embargo, la falta de visión de sus directivos para cambiar un sistema de producción de automóviles anquilosados en el pasado y la pujante competencia de los fabricantes asiáticos han acabado por tumbar a un gigante que, aunque parecía demasiado grande para caer, ha entrado en el siglo XXI con los pies de barro.
El grupo automovilístico General Motors ha presentado hoy ante un tribunal de Nueva York, tal y como se esperaba , la solicitud para acogerse al capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos en lo que supone la mayor suspensión de pagos de una empresa industrial en la historia. Concretamente, la compañía tiene un pasivo de 172.810 millones de dólares (122.500 millones de euros al cambio actual), a 31 de marzo de 2009, fecha en la que valora sus activos en 82.290 millones de dólares (58.360 millones de euros), lo que sitúa su déficit patrimonial en 90.520 millones de dólares (64.200 millones de euros).
Tras cuatro meses de contactos entre el fabricante de Detroit y Washington, General Motors, que cuenta con 230.000 empleados en todo el mundo y fabrica más de 20.000 coches cada día, no ha podido hacer nada más que declararse en suspensión de pagos para sobrevivir en un mercado muy diferente al que ha dominado durante 77 años y en el que ya no hay sitio para unos coches que han pasado a la historia por consumir ingentes cantidades de gasolina. Además, el anuncio de la empresa, la que mejor ejemplifica el sueño americano de los años 50 y que con su desarrollo hizo posible que millones de estadounidenses abrazasen la clase media, indica el final de una época.
General Motors, que cedió a Toyota el liderazgo del mercado mundial de ventas un año antes de cumplir su centenario en 2008, basó su expansión inicial en la compra de sus principales rivales como Cadillac, Buick u Oldsmobile. No obstante, tras sentar las bases de su éxito bajo el mandato de Alfred Sloan en 1923, no fue hasta después de la II Guerra Mundial, coincidiendo con los felices cincuenta y el triunfo del modelo de Estados Unidos en la esfera internacional, cuando la compañía alcanzó su máximo esplendor de la mano de Charles E. Wilson. En un claro ejemplo de la estrecha relación que existía entre el fabricante de Detroit y el desarrollo de la primera potencia mundial, Wilson llegó a ser nombrado Secretario de Defensa por el entonces presidente, Dwight Eisenhower.
Una vez confirmada su bancarrota, la cuarta más importante en la historia de Estados Unidos y la primera en el sector industrial de las manufacturas, el futuro de General Motors pasa ahora por el traspaso de sus activos de calidad a una nueva empresa en la que el Estado será el principal accionista con más de un 72,5% del capital junto con los sindicatos y acreedores, que recibirán a cambio de los 27.200 millones que les adeuda la empresa entre un 15 y un 25% de la nueva compañía.
Una apuesta arriesgada de Obama
Para ello, la Administración de Barack Obama pondrá sobre la mesa 30.100 millones de dólares (21.200 millones de euros) adicionales y ha avisado de que "no espera proveer ayuda adicional". La apuesta de Obama, que los analistas califican de arriesgada por la incógnita de si se podrá recuperar todo este dinero, supone la nacionalización del otrora mejor ejemplo del desarrollo del modelo capitalista americano pero que ha acabado sumido en las deudas víctima de una inadecuada gestión. Hasta la fecha, el Tesoro ha inyectado en el fabricante 19.400 millones de dólares (13.770 millones de euros) provenientes del dinero de los contribuyentes y cuyo reembolso es más que dudoso.
En cuanto al impacto de la decisión en Europa, el concurso de acreedores no afecta directamente a las actividades en el Viejo Continente gracias al acuerdo alcanzado para la cesión de los activos a la firma Adam Opel y el principio de acuerdo alcanzado con el Gobierno alemán
Para Estados Unidos, la última versión del plan de reestructuración que Obama exigió a General Motors contemplaba la supresión de 21.000 empleos, el cierre de 16 fábricas en Norteamérica y la eliminación o venta de cuatro de sus marcas: Pontiac, Saturn, Hummer y Saab. Así, se centrará en cuatro marcas para su actividad en Norteamérica: Chevrolet, Cadillac, Buick y GMC. Por su parte, Pontiac desaparecerá a finales de 2010, mientras que Saab, Saturn y Hummer tendrán su propia solución.
Siguiendo con los planes de futuro, el Gobierno confía en poder dejar prontos las riendas de la dirección, una vez estabilizadas sus cuentas y superar el proceso de suspensión de pagos en un periodo que se prevé que dure entre los seis y 18 meses. En este sentido, la Casa Blanca asegura que General Motors, una vez se desprenda de entre 12 y 20 fábricas, recorte un excedente de plantilla que se eleva hasta los 21.000 trabajadores y cierre 2.641 concesionarios podrá subsistir incluso con su actual cuota de mercado, que no supera el 20%. Un porcentaje mínimo si se tiene en cuenta que llegó a vender uno de cada dos coches que circulaban por las carreteras de Estados Unidos y daba empleo a más de 600.000 personas en el país.
Sin embargo, la falta de visión de sus directivos para cambiar un sistema de producción de automóviles anquilosados en el pasado y la pujante competencia de los fabricantes asiáticos han acabado por tumbar a un gigante que, aunque parecía demasiado grande para caer, ha entrado en el siglo XXI con los pies de barro.
Nadal: "No es la peor derrota de mi carrera"
· "Perder en París no es una tragedia, porque tenía que pasar aquí algún día" · "Es una pena que este público nunca haya tenido un detalle conmigo" · "Ahora, el máximo favorito es Federer" · "Me ha faltado la calma necesaria para jugar bien"
EFE. París 31/05/09 - 19:49.
Rafa Nadal sólo piensa ahora en la piscina de su casa, tras caer en los octavos de final de Roland Garros ante el sueco Robin Soderling, y allí, en su hogar de Manacor, celebrará por primera vez en un lustro su 23 cumpleaños, aunque sin la Copa de los Mosqueteros al lado.
"Ahora, mi preparación es para la piscina de mi casa. Dadme tres días más para pensar en mi puesta a punto para Wimbledon", dijo Nadal, para responder a la típica pregunta de los medios de comunicación ingleses cuando un campeón cae en París.
"Será la primera vez que no celebraré mi cumple sin ganar aquí"
"Será la primera vez que no celebraré mi cumple sin ganar aquí. Perder en París no es una tragedia, porque tenía que perder aquí algún día. Es un pinchazo que hay que asumir, y olvidar cuanto antes", dijo.
Nadal asumió la derrota sin excusas. "Hay que aceptarla. Jugué muy corto, sin agresividad, sin calma durante todo el partido. Fue mi culpa más que... pero él lo hizo muy bien. Hoy, no jugué mi tenis, ésa es la razón de mi derrota", dijo el español, "no tengo ninguna excusa".
Nadal fue irónico y demasiado caballero con el público francés, que siempre acostumbra a animar a todos sus rivales. "No siento nada, estoy acostumbrado a oír el nombre de los rivales con los que juego, y me los tengo bien aprendidos cuando acabo. Es una pena que este público no haya tenido nunca un detalle conmigo. Ojalá un año lo tengan", señaló.
"Tengo que tener confianza para seguir trabajando y luchando"
"No es mi mejor día, no estoy feliz", dijo Nadal con la calma que le faltó en el partido de hoy. "Es duro cuando pierdes en Grand Slams, y especial en uno en el que tienes las mejores oportunidades para ganarlo, pero tengo que tener confianza para seguir trabajando y luchando", expresó, "ganar aquí era un objetivo más pero al final es un partido más también".
Nadal comentó que ahora ve en el suizo Roger Federer al principal favorito para ganar el título. "Todos los que están en cuartos tienen opciones pero para Federer sería bueno para completar su Grand Slam. Lleva muchos años insistiendo y ha tenido mala suerte de perder tres finales y una semifinal", dijo.
Le faltó "calma"Nadal insistió en que en "ningún momento" tuvo calma. "En realidad el partido empezó muy mal para mí, y el segundo set debí ganarlo por 6-4, cuando tuve saque a favor y lo perdí, un síntoma de que no tenía calma. Luego lo salvé con lucha, pero para ganar no es suficiente, hay que jugar bien al tenis. Hoy, he luchado mucho pero he perdido por falta de calma y de jugar bien", dijo.
"Las derrotas no engrandecen nada por desgracia, pero también uno se da cuenta de la dificultad de lo que he hecho hasta hoy. Ayuda a valorar todo lo que he hecho anteriormente", comentó.
"En el calentamiento, me había sentido bastante bien pero en el partido no"
"En el calentamiento, me había sentido bastante bien pero en el partido no. Me he parado en seco y hay que aceptar la derrota, lo mismo que se han aceptado las victorias, con la cabeza abierta para aprender. Hay que aprender perdiendo y trabajar en lo que he fallado y afrontar mejor los siguientes torneos", fue su plegaria.
"Todos los que practicamos deportes sabemos que salimos para ganar o perder. Hay que aceptar las dos cosas. Uno no se puede venir abajo para perder un partido o muy arriba para ganarlo. Nadie se acuerda de las victorias, sólo de las derrotas. Para Wimbledon, hay poco tiempo pero hay que seguir adelante y prepararme lo mejor posible", dijo.
"No he perdido una final, sólo un partido de octavos de final. No es la peor derrota de mi carrera", finalizó.
· "Perder en París no es una tragedia, porque tenía que pasar aquí algún día" · "Es una pena que este público nunca haya tenido un detalle conmigo" · "Ahora, el máximo favorito es Federer" · "Me ha faltado la calma necesaria para jugar bien"
EFE. París 31/05/09 - 19:49.
Rafa Nadal sólo piensa ahora en la piscina de su casa, tras caer en los octavos de final de Roland Garros ante el sueco Robin Soderling, y allí, en su hogar de Manacor, celebrará por primera vez en un lustro su 23 cumpleaños, aunque sin la Copa de los Mosqueteros al lado.
"Ahora, mi preparación es para la piscina de mi casa. Dadme tres días más para pensar en mi puesta a punto para Wimbledon", dijo Nadal, para responder a la típica pregunta de los medios de comunicación ingleses cuando un campeón cae en París.
"Será la primera vez que no celebraré mi cumple sin ganar aquí"
"Será la primera vez que no celebraré mi cumple sin ganar aquí. Perder en París no es una tragedia, porque tenía que perder aquí algún día. Es un pinchazo que hay que asumir, y olvidar cuanto antes", dijo.
Nadal asumió la derrota sin excusas. "Hay que aceptarla. Jugué muy corto, sin agresividad, sin calma durante todo el partido. Fue mi culpa más que... pero él lo hizo muy bien. Hoy, no jugué mi tenis, ésa es la razón de mi derrota", dijo el español, "no tengo ninguna excusa".
Nadal fue irónico y demasiado caballero con el público francés, que siempre acostumbra a animar a todos sus rivales. "No siento nada, estoy acostumbrado a oír el nombre de los rivales con los que juego, y me los tengo bien aprendidos cuando acabo. Es una pena que este público no haya tenido nunca un detalle conmigo. Ojalá un año lo tengan", señaló.
"Tengo que tener confianza para seguir trabajando y luchando"
"No es mi mejor día, no estoy feliz", dijo Nadal con la calma que le faltó en el partido de hoy. "Es duro cuando pierdes en Grand Slams, y especial en uno en el que tienes las mejores oportunidades para ganarlo, pero tengo que tener confianza para seguir trabajando y luchando", expresó, "ganar aquí era un objetivo más pero al final es un partido más también".
Nadal comentó que ahora ve en el suizo Roger Federer al principal favorito para ganar el título. "Todos los que están en cuartos tienen opciones pero para Federer sería bueno para completar su Grand Slam. Lleva muchos años insistiendo y ha tenido mala suerte de perder tres finales y una semifinal", dijo.
Le faltó "calma"Nadal insistió en que en "ningún momento" tuvo calma. "En realidad el partido empezó muy mal para mí, y el segundo set debí ganarlo por 6-4, cuando tuve saque a favor y lo perdí, un síntoma de que no tenía calma. Luego lo salvé con lucha, pero para ganar no es suficiente, hay que jugar bien al tenis. Hoy, he luchado mucho pero he perdido por falta de calma y de jugar bien", dijo.
"Las derrotas no engrandecen nada por desgracia, pero también uno se da cuenta de la dificultad de lo que he hecho hasta hoy. Ayuda a valorar todo lo que he hecho anteriormente", comentó.
"En el calentamiento, me había sentido bastante bien pero en el partido no"
"En el calentamiento, me había sentido bastante bien pero en el partido no. Me he parado en seco y hay que aceptar la derrota, lo mismo que se han aceptado las victorias, con la cabeza abierta para aprender. Hay que aprender perdiendo y trabajar en lo que he fallado y afrontar mejor los siguientes torneos", fue su plegaria.
"Todos los que practicamos deportes sabemos que salimos para ganar o perder. Hay que aceptar las dos cosas. Uno no se puede venir abajo para perder un partido o muy arriba para ganarlo. Nadie se acuerda de las victorias, sólo de las derrotas. Para Wimbledon, hay poco tiempo pero hay que seguir adelante y prepararme lo mejor posible", dijo.
"No he perdido una final, sólo un partido de octavos de final. No es la peor derrota de mi carrera", finalizó.
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