domingo, 1 de abril de 2012

Tirando animales por las cataratas del Niagara

Ocurrió en 1827 y se considera el primer truco turístico para promocionar las cataratas del Niágara. Un grupo de propietarios de hoteles locales, liderado por William Forsyth del Hotel Pavilion, organizó un evento de primera magnitud para dar a conocer tan singular destino.
Su plan era enviar a la deriva un barco “lleno de animales feroces” para ver si sobrevivían a la caída por las cataratas, para captar la atención de miles de los espectadores que pensaban congregar. Tenían la esperanza que así surgieran inversores los cuales patrocinaran sus establecimientos, así que imprimieron miles de folletos que distribuyeron por todo EE.UU.
El 8 de septiembre de 1827, cerca de 15.000 personas se presentaron para ver el barco caer en picado. Los organizadores compraron una antigua goleta , el “Michigan”, y la transformaron de abajo a arriba como un barco pirata, utilizando maniquíes rellenos de heno como miembros de la tripulación y hasta enarbolando la bandera de la calavera y los huesos.
Y aunque la propaganda anunciaba la presencia a bordo de panteras, pumas o lobos, los “animales feroces” que contenía resultaron ser un búfalo, dos pequeños osos, dos mapaches, un ganso y un perro doméstico.
La goleta tenía unos 4,9 metros de calado, mientras que la profundidad del agua en la cresta de la Horseshoe Falls, la conocida como la caída de la Herradura, la más impresionante de las tres cataratas que componen las cataratas del Niágara, tenía de cerca de 6 metros de profundidad por entonces, en contra de la profundidad actual de 1 a 1.5 metros.
Así que pusieron el barco a la deriva aguas arriba, pero antes de que pudiera caer el casco rozó unos afloramientos de rocas al pasar los rápidos y comenzó a resquebrajarse. Los osos aprovecharon esta oportunidad que les daba el destino y escaparon, nadando de forma segura hasta la Isla de la Cabra, la isla que divide las cataratas en dos y que forma la frontera entre EE.UU y Canadá.
El resto de los animales se hundieron con el barco antes de caer. Se dice que, además de los osos nadadores, sólo el ganso sobrevivió al salir volando. Otra versión afirma que el ganso era una gallina. Pero su destino no fue muy distinto, pues el ave fue atrapada nada más poner patas en tierra y se convirtió en el premio de un gran sorteo que un hotel local hizo para promocionarse con sus muslos.
Ante semejante chasco, pasaría mucho tiempo hasta que se hizo otro intento de repetir la peregrina “hazaña” en 1931, cuando los propietarios de negocios locales enviaron esta vez un barco de vapor de nueve años de edad sobre las cataratas.
No estaba lleno de animales, pero el público también se acercó a verlo en masa, porque era un barco famoso: el “Superior”, el segundo vapor en navegar por las aguas del lago Erie. No acababa de llegar a las cataratas, cuando el vapor se quedó atascado en una isla de rocas durante horas y la gente se marchó a sus casas plenamente decepcionada.
Por la noche el nivel del agua subió por lo que finalmente el barco se acercó al borde de las cataratas y cayó al vacío, con apenas fanfarria pues ya no quedaba nadie para verlo.

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