Podemos pensar que las ruedas son el arquetipo de la tecnología troglodita (tal y como aparece en el chiste de la ciencia con humor que ilustra el post), y aunque ciertamente es un invento primitivo, en realidad no lo es tanto como tendemos a imaginar. Aunque pueda sorprender, la rueda es una creación tan ingeniosa que no vio la luz hasta el 3.500 a.C.
Eso prácticamente es “ayer”. Tened en cuenta que en aquel tiempo (la edad de bronce) los humanos ya dominábamos las aleaciones de metales, construíamos canales y barcos, e incluso diseñábamos instrumentos musicales complejos como el arpa.
Entonces ¿por qué se tardó tanto en inventar la rueda?
Bueno, el caso es que con todo lo ingenioso que resulta crear un mecanismo redondo que consiga “rodar” ladera abajo, de poco va a servir si no somos capaces de acoplar la rueda a un eje, y ahí surgían los problemas técnicos.
Tal y como explica David Anthony (profesor de Antropologia en el Hartwick College de Nueva York) a Life’s little mysteries: “Lo realmente brillante fue el concepto rueda-eje, pero hacerlo resultaba también muy dificil”.
Para mantener fijo un eje y una rueda hace falta trazar círculos muy precisos, tanto en el contorno del eje, como en el agujero de la rueda. Ambos tienen que encajar firmemente. La firmeza de la unión no debería resultar excesiva, para que no hubiera demasiada fricción. Quedarse corto tampoco era una opción, o el conjunto sería incapaz de soportar cargas importantes.
Par solucionar estos problemas los primeros vagones eran muy estrechos, ya que empleando ejes cortos el grosor podía ser menor. La sensibilidad entre todos estos parámetros hizo que resultase imposible inventar la rueda gradualmente, o por fases. Hasta que no se solventaron todos estos problemas estructurales no pudo nacer el carro. De hecho hay quien cree que el auge de la carpintería retrasó su aparición.
Fuera quien fuera el que la inventó debió tener acceso a múltiples troncos de madera, ya que las primeras ruedas eran simplemente “rodajas” serradas de un tronco. Además, su creador debía tener también acceso a herramientas hechas con metal (formones), ya que eran imprescindibles para hacer que los ejes encajaran debidamente en los agujeros. Sin duda se trataba también de alguien que requería transportar pesadas cargas a través de campo abierto. Ya sabemos que la necesidad agudiza el ingenio.
Hubo que esperar al año 4.000 antes de Cristo a que las fundiciones permitieran que se popularizaran los formones y gubias de cobre en el Oriente Próximo. Lo más probable, dado el reto tecnológico que entonces suponía, es que la rueda apareciera únicamente una vez y que se expandiera rápidamente por Eurasia y el Oriente Medio.
Las primeras imágenes de carros con ruedas se encontraron en Polonia, y en otros lugares de las estepas de Eurasia, región colindante con Mesopotamia, lugar de nacimiento probable de la rueda. Aunque en esto, como en todo, también hay voces discordantes. Para Asko Parpola, indólogo de la Universidad de Helsinki, existen razones lingüísticas que indican que probablemente la rueda fue inventada por un miembro del pueblo de Trypillia, cerca de la actual Kiev (Ucrania), ya que las palabras asociadas a ruedas y vagones derivan del lenguaje de aquella cultura.
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