Bona Sforza, la prestamisma |
Un diputado polaco reclamó a España el pago de una deuda de 235 millones de zlotych (57,4 millones de euros), contraída en el siglo XVI para cubrir los gastos de la Guerra de Nápoles, en un momento en que España se encuentra en una difícil situación económica.
Se trata de un préstamo de 430.000 ducados de oro, solicitado por el rey Felipe II de España (1527-1598) a la reina de Polonia, la italiana Bona Sforza (1494-1557), para cubrir los gastos de la guerra entre España y Francia por el Reino de Nápoles. El préstamo no fue devuelto en su totalidad.
Al frente de esta iniciativa se encuentra el diputado Marek Poznanski, de 28 años y perteneciente al Movimieto Palikot (izquierda), que dirigió la petición al ministerio polaco de Asuntos Exteriores, que debe estudiar el caso.
Según la página web del diputado, un ducado de la época estaba hecho con 3,5 gramos de oro. Teniendo en cuenta el valor actual del metal amarillo, el préstamo se eleva a 57,4 millones de euros, sin contar los intereses. Polonia, que intentó recuperar esta deuda hasta el siglo XVIII, solo consiguió obtener el 10% de la suma prestada.
Según algunos historiadores, el conde de Felipe II, que quería evitar el pago de la deuda, habría envenenado a Bona Sforza, muerta en el exilio, en Bari (Italia).
Unos juristas citados por los medios polacos mostraron su escepticismo ante la posibilidad de recuperar la deuda, dado el tiempo transcurrido y los cambios ocurridos en ambos países.
El diputado remarcó que España pudo recuperar recientemente un tesoro de 500.000 piezas de oro y plata de 17 toneladas de peso. España recuperó el tesoro, encontrado en un barco español hundido en 1804, tras cinco años de batallas legales con la empresa estadounidense Odyssey, especializada en la recuperación de restos y que descubrió el navío.
A lo largo de la historia ha habido más de 200 casos de impagos de deuda y España se ha encontrado en los dos papeles, tanto en el deudor como en el de prestamista. Sin embargo a estas alturas ya no tiene sentido reclamar esa deuda, y menos en una situación tan crítica como la actual. Ya son ganas de hacer leña del árbol caido.
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