Si bien es una visión espoñoala, veamos los seis consejos que la ciencia le puede dar a los políticos del mundo.
- Detectar errores y cambiar de opinión
La Ciencia es
la mayor y más eficaz construcción del ser humano. Desde sus inicios hasta la
actualidad ha supuesto el más asombroso esfuerzo colectivo de conocimiento que
la Humanidad ha llevado a cabo en toda su Historia. Su eficacia radica en la
perfección de su funcionamiento: detecta errores y los corrige. Es el mecanismo
esencial por el que hemos avanzado, aprendido y comprendido el mundo en los
últimos milenios.
En la Ciencia suele ocurrir que un científico diga: “Es un buen argumento, yo estaba equivocado”, cambie de opinión y desde ese momento no se vuelva a mencionar la antigua posición. Realmente pasa. Aunque no lo frecuentemente que debería ya que los científicos son humanos y el cambio es a veces doloroso. Pero ocurre cada día. No recuerdo la última vez que algo así pasó en política o religión. – Carl Sagan.
Evidentemente, la incapacidad práctica de la actual acción política deriva de este básico aspecto. En sus mentes el error inconcebible y más aún el corregirlo cambiando de opinión. La base de la política es, en la mayoría de las ocasiones, una determinada ideología, un ideario preconcebido que debe respetarse a pesar de los datos y evidencias que ofrezca la realidad. Las decisiones se toman en base a esos dogmas ideológicos y la posibilidad de que algún político se plantee una crítica, una dimisión o un cambio de estrategia hacia tiende asintóticamente a cero mientras están en el poder.
- Otras ideas pueden ser mejores o más exactas que las tuyas.
Está íntimamente conectado con el primer punto que acabo de relatar
pero ahonda un paso más en el mecanismo de reconocimiento y rectificación de los
errores. En Ciencia la hipótesis más correcta es la que mejor se ajusta a la
realidad, las observaciones o los experimentos sin importar de dónde
provenga.
Lo decía Richard Feynman en una de sus magistrales clases:
Lo decía Richard Feynman en una de sus magistrales clases:
No importa lo bonita que sea tu suposición, no importa lo listo que fuera el que realizó la suposición o cuál fuera su nombre… si no concuerda con los experimentos, es errónea.
Sin
embargo y fíjate por donde, en política sí parece importar quien hace esa
suposición, de dónde surge la idea, o cómo es su nombre… si es del partido
contrario, es errónea.
- Prudencia.
En julio de este año 2012 la Física ha
culminado (con relativo éxito) una de las búsquedas más profundas realizadas en
las últimas décadas de la Ciencia. Desde que a mediados de los años 60 Peter
Higgs propusiera la hipótesis de su puñetero y esquivo bosón, han sido miles los
científicos que han estudiado e investigado su posible existencia.
Una de las cosas que más me llamó la atención de aquel día histórico en el que los experimentos del CERN confirmaban su descubrimiento, fue la prudencia y la paciencia con la que se llevó todo el asunto. A pesar de que el Higgs era congruente con el modelo estándar de física de partículas, a pesar de que durante los últimos años se había acotado el rango de energía en dónde se encontraba, a pesar de el grado de fiabilidad llegaba a los 6 sigmas!!… aun así, y entre la alegría lógica del momento, las reacciones de prudencia eran mayoritarias entre los responsables del descubrimiento.
Las evidencias indican… los experimentos apuntan… incluso el más aventurado de los científicos sabe que debe frenar sus impulsos naturales de gritar Eureka, puesto que hasta las hipótesis más consolidadas se siguen poniendo a prueba a diario.
La cautela es una de las características intrínsecas del método científico y cuando se prescinde de ella o se lanzan campanas al vuelo sin la certeza necesaria, puede llegar a arruinar una brillante carrera.
Nuestros políticos no son prudentes. Lo importante es vender humo, sin pararse a pensar siquiera en lo que se dice o lo que se vende. El prometer es tan barato y rentable que se ha convertido en la moneda de cambio por la que se ganan unas elecciones y por la que se consigue el poder de gobernar.
No hay necesidad de cumplir lo prometido, no existe ningún compromiso con ninguno de los postulados propuestos en tu programa y además no te espera ningún sistema de pares que te vaya a retractar lo que prometes porque no se corresponde con la realidad.
Si a esto le sumamos un electorado olvidadizo que volverá a votarte en las próximas elecciones porque no le importa comprar tus nuevas promesas sin acordarse de las antiguas, nos encontramos ante el escenario perfecto para el absurdo despropósito en el que vivimos.
Una de las cosas que más me llamó la atención de aquel día histórico en el que los experimentos del CERN confirmaban su descubrimiento, fue la prudencia y la paciencia con la que se llevó todo el asunto. A pesar de que el Higgs era congruente con el modelo estándar de física de partículas, a pesar de que durante los últimos años se había acotado el rango de energía en dónde se encontraba, a pesar de el grado de fiabilidad llegaba a los 6 sigmas!!… aun así, y entre la alegría lógica del momento, las reacciones de prudencia eran mayoritarias entre los responsables del descubrimiento.
Las evidencias indican… los experimentos apuntan… incluso el más aventurado de los científicos sabe que debe frenar sus impulsos naturales de gritar Eureka, puesto que hasta las hipótesis más consolidadas se siguen poniendo a prueba a diario.
La cautela es una de las características intrínsecas del método científico y cuando se prescinde de ella o se lanzan campanas al vuelo sin la certeza necesaria, puede llegar a arruinar una brillante carrera.
Nuestros políticos no son prudentes. Lo importante es vender humo, sin pararse a pensar siquiera en lo que se dice o lo que se vende. El prometer es tan barato y rentable que se ha convertido en la moneda de cambio por la que se ganan unas elecciones y por la que se consigue el poder de gobernar.
No hay necesidad de cumplir lo prometido, no existe ningún compromiso con ninguno de los postulados propuestos en tu programa y además no te espera ningún sistema de pares que te vaya a retractar lo que prometes porque no se corresponde con la realidad.
Si a esto le sumamos un electorado olvidadizo que volverá a votarte en las próximas elecciones porque no le importa comprar tus nuevas promesas sin acordarse de las antiguas, nos encontramos ante el escenario perfecto para el absurdo despropósito en el que vivimos.
- Cultura
En los tiempos que vivimos el ser “inculto”
representa un desprestigio social que un político no se puede permitir. Desde la
célebre conferencia de C.P. Snow invitando a la superación de las mal
llamadas “dos culturas” hasta los esfuerzos de Wilson en la
“consiliencia” de las diversas disciplinas que abarcan el conocimiento
humano, muchos intelectuales han intentado durante décadas superar la estúpida
distinción de letras y ciencias. Aun así, todavía hoy el “tener cultura” es
sinónimo de estar versado en literatura, en arte o en historia, sin que se
considere un problema demasiado grave que el sujeto culto no posea ni las más
mínimas nociones científicas que se exigen a un escolar… ya saben aquello de “yo
es que soy de letras, a mi no me mire”.
Ningún campo, ni estudio, ni disciplina, ni arte ha aportado tanto a la cultura y el conocimiento universal como la Ciencia. La nefasta definición de “Humanidades” como reflejo de las expresiones artísticas o filosóficas del ser humano ha apartado incomprensiblemente la más humana y vital de todas las actividades: saciar la curiosidad descubriendo cómo funciona el mundo.
Como si la creación científica no necesitara de la inspiración, técnica y esfuerzo que requiere una obra de Miguel Angel o Picasso. Como si la Teoría de la Relatividad de Einstein o las ecuaciones de Maxwell hubieran sido realizadas por una especie de androides inhumanos y mecánicos carentes del ingenio, la originalidad y la creatividad de Van Gogh.
Quizá por esa visión distorsionada de la Ciencia, se ha pensado que se puede tener cultura sin saber Ciencia. Esto es falso. Si no sabes de Ciencia, ni siquiera los conceptos más básicos, eres simple y llanamente un inculto… y la mayoría de nuestros políticos, salvando honrosas excepciones, no tienen ni puta idea… Así, como suena: son unos completos y absolutos incultos.
Ningún campo, ni estudio, ni disciplina, ni arte ha aportado tanto a la cultura y el conocimiento universal como la Ciencia. La nefasta definición de “Humanidades” como reflejo de las expresiones artísticas o filosóficas del ser humano ha apartado incomprensiblemente la más humana y vital de todas las actividades: saciar la curiosidad descubriendo cómo funciona el mundo.
Como si la creación científica no necesitara de la inspiración, técnica y esfuerzo que requiere una obra de Miguel Angel o Picasso. Como si la Teoría de la Relatividad de Einstein o las ecuaciones de Maxwell hubieran sido realizadas por una especie de androides inhumanos y mecánicos carentes del ingenio, la originalidad y la creatividad de Van Gogh.
Quizá por esa visión distorsionada de la Ciencia, se ha pensado que se puede tener cultura sin saber Ciencia. Esto es falso. Si no sabes de Ciencia, ni siquiera los conceptos más básicos, eres simple y llanamente un inculto… y la mayoría de nuestros políticos, salvando honrosas excepciones, no tienen ni puta idea… Así, como suena: son unos completos y absolutos incultos.
La Ciencia es la parte más importante de nuestra cultura y nuestros dos últimos
partidos gobernantes han decidido podarla hasta dejarla en los huesos. Recortar
en Ciencia es el más evidente ejemplo de incultura política que, para mayor
sonrojo, tiene su máximo exponente en la designación de toda una sarta de
ineptos como Sinde o Wert al frente de ese Ministerio.
- Idiomas
La Ciencia habla inglés. Cualquier persona
que aspire a convertirse en un buen científico debe dominar esa lengua. Las
investigaciones y descubrimientos se escriben en inglés, las revistas de mayor
impacto están escritas en inglés, en los simposios y reuniones científicas se
habla inglés y en la imprescindible comunicación entre pares y colegas se habla
en inglés.
Para leer un paper, para consultar datos, dudas, ideas e información con un científico en otra Universidad, para publicar un artículo de tu trabajo e incluso para mejorar tu carrera en la Ciencia es fundamental pasar un tiempo viviendo y conociendo cómo trabajan en otro país. Hoy en día no se concibe ser un buen científico sin un manejo adecuado del inglés.
Y sin embargo, un espeluznante porcentaje de nuestra élite política apenas chapurrea un “jelou, gud morning and zenkiu” mientras desesperadamente clava su mirada en los ojos de sus traductores pensando “venid corriendo y sacadme de aquí que no entiendo un pimiento”.
Esta no es una lección que los políticos deberían aprender solamente de los científicos. En la actualidad, el comercio, el marketing, la tecnología y casi cualquier actividad relevante que se realice en un marco internacional requiere de un uso fluido del inglés.
Para leer un paper, para consultar datos, dudas, ideas e información con un científico en otra Universidad, para publicar un artículo de tu trabajo e incluso para mejorar tu carrera en la Ciencia es fundamental pasar un tiempo viviendo y conociendo cómo trabajan en otro país. Hoy en día no se concibe ser un buen científico sin un manejo adecuado del inglés.
Y sin embargo, un espeluznante porcentaje de nuestra élite política apenas chapurrea un “jelou, gud morning and zenkiu” mientras desesperadamente clava su mirada en los ojos de sus traductores pensando “venid corriendo y sacadme de aquí que no entiendo un pimiento”.
Esta no es una lección que los políticos deberían aprender solamente de los científicos. En la actualidad, el comercio, el marketing, la tecnología y casi cualquier actividad relevante que se realice en un marco internacional requiere de un uso fluido del inglés.
- Tratar con rigor los datos y los números
Dedicar una
gran parte de tu vida a una investigación científica implica hacer un gran
esfuerzo por obtener los datos más rigurosos posibles. La exactitud de esos
números en disciplinas como la astrofísica, la nanotecnología o la química llega
a ser de milmillonésimas y aún así se busca más.
En política los datos son otra cosa. La flexibilidad que demuestran algunas cuentas realizadas por nuestros gobernantes dejaría pasmadas a las integrantes del equipo olímpico de gimnasia artística. Si los cálculos de la misión Apollo para llegar a la Luna hubieran dependido de alguno de nuestros recientes Ministros o Secretarios de Estado, el difunto Neil Armstrong hubiera aparecido en el almeriense desierto de Tabernas junto a su émulo castizo Tony Leblanc. Se estiran o se encogen a conveniencia, se ocultan si llega el caso, se tergiversan cuando no convienen…
¿Qué presupuestos podemos esperar de unos profesionales capaces de un contorsionismo numérico tan aberrante? ¿Qué rigor ofrecen unos políticos que, sin pudor alguno, pueden llegar a elaborar estadísticas y porcentajes a conveniencia, y a quienes los únicos números que les cuadran son los euros de su nómina a final de mes?
¿Alguien se ha puesto a pensar que gobierno que afirma que en esta manifestación había 35.000 personas es el mismo que cuadra los balances y presupuestos generales del Estado?
Solo tengo dos explicaciones ante este despropósito: O el anumerismo de algunos altos cargos del Estado es tan profundo que no saben ni contar ni sumar, o tienen tan poca vergüenza que ya no es problema para ellos alterar cualquier cifra siempre que beneficie a su ideario político… elijan ustedes la opción que más les asuste u ofrézcanme otra más acorde a la realidad.
En política los datos son otra cosa. La flexibilidad que demuestran algunas cuentas realizadas por nuestros gobernantes dejaría pasmadas a las integrantes del equipo olímpico de gimnasia artística. Si los cálculos de la misión Apollo para llegar a la Luna hubieran dependido de alguno de nuestros recientes Ministros o Secretarios de Estado, el difunto Neil Armstrong hubiera aparecido en el almeriense desierto de Tabernas junto a su émulo castizo Tony Leblanc. Se estiran o se encogen a conveniencia, se ocultan si llega el caso, se tergiversan cuando no convienen…
¿Qué presupuestos podemos esperar de unos profesionales capaces de un contorsionismo numérico tan aberrante? ¿Qué rigor ofrecen unos políticos que, sin pudor alguno, pueden llegar a elaborar estadísticas y porcentajes a conveniencia, y a quienes los únicos números que les cuadran son los euros de su nómina a final de mes?
¿Alguien se ha puesto a pensar que gobierno que afirma que en esta manifestación había 35.000 personas es el mismo que cuadra los balances y presupuestos generales del Estado?
Solo tengo dos explicaciones ante este despropósito: O el anumerismo de algunos altos cargos del Estado es tan profundo que no saben ni contar ni sumar, o tienen tan poca vergüenza que ya no es problema para ellos alterar cualquier cifra siempre que beneficie a su ideario político… elijan ustedes la opción que más les asuste u ofrézcanme otra más acorde a la realidad.
- Visión general
El conocimiento acumulado que a lo
largo del tiempo nos ha ofrecido la Ciencia ha permitido descubrir cuál es
nuestra posición en el Universo… Copérnico, Galileo, Kepler, Wallace, Darwin y
tantos otros nos han bajado los humos mostrándonos que no somos el centro de
nada, que las estrellas y los planetas no giran alrededor de nuestro ombligo, y
que ni siquiera somos una especie elegida surgida del aliento divino de un ser
superior… La Ciencia nos ha enseñado el verdadero lugar en el que vivimos.
Cuando en diciembre de 1972, en plena guerra fría, la tripulación del Apollo 17
sacó esta maravillosa foto de la Tierra muchos pensaron que haría reflexionar a
los gobiernos del mundo y que podría significar una comprensión, casi
filosófica, del quienes somos realmente y del lugar que ocupamos en el Cosmos.
Muchos creyeron que la mera contemplación del espectáculo en directo que
representa nuestro pequeño punto azul pálido flotando en el inmenso y oscuro
espacio iba a conducir indefectiblemente hacia un plan global que arreglara los
desajustes humanos que nos aquejan.
Cuarenta años después no parece que esta imagen haya conmovido demasiado ni los corazones ni las mentes de quienes dirigen el mundo.
Los políticos no funcionan así… llegados a este punto casi me atrevo a desvelaros pequeño un secreto sobre ellos: Los políticos no quieren realmente cambiar el mundo, si lo quisieran se harían científicos. Miren a su alrededor, piensen en la vida que llevan y comprobarán que los verdaderos cambios de la Historia que le afectan a usted han llegado de la mano de la Ciencia… de la medicina, de la tecnología, de la informática.
El político, en su versión más habitual, no tiene (ni al parecer necesita) una visión global. Su rango de visión apenas alcanza los cuatro años, plazo en el cual el horizonte se les vuelve oscuro y con notable dificultad tan solo aciertan a divisar qué nuevo espectáculo electoral podrán montar para ganar nuevamente las elecciones.
Problemas globales arrastrados desde hace siglos tan solo obtienen una solución legislativa momentánea aplicable al breve periodo al que tienen graduadas sus gafas de cortoplacismo… y como comprenderán, así no hay forma de afrontar ningún problema serio. A lo más que están llegando con esa reducida mirada es a ir parcheando y aplicando tiritas que mejoren su propia imagen en la siguiente encuesta de intención de voto.
Cuarenta años después no parece que esta imagen haya conmovido demasiado ni los corazones ni las mentes de quienes dirigen el mundo.
Los políticos no funcionan así… llegados a este punto casi me atrevo a desvelaros pequeño un secreto sobre ellos: Los políticos no quieren realmente cambiar el mundo, si lo quisieran se harían científicos. Miren a su alrededor, piensen en la vida que llevan y comprobarán que los verdaderos cambios de la Historia que le afectan a usted han llegado de la mano de la Ciencia… de la medicina, de la tecnología, de la informática.
El político, en su versión más habitual, no tiene (ni al parecer necesita) una visión global. Su rango de visión apenas alcanza los cuatro años, plazo en el cual el horizonte se les vuelve oscuro y con notable dificultad tan solo aciertan a divisar qué nuevo espectáculo electoral podrán montar para ganar nuevamente las elecciones.
Problemas globales arrastrados desde hace siglos tan solo obtienen una solución legislativa momentánea aplicable al breve periodo al que tienen graduadas sus gafas de cortoplacismo… y como comprenderán, así no hay forma de afrontar ningún problema serio. A lo más que están llegando con esa reducida mirada es a ir parcheando y aplicando tiritas que mejoren su propia imagen en la siguiente encuesta de intención de voto.
“Los hombres podrían ser incomparablemente más felices de lo que son, y que podrían, en poco tiempo, realizar grandes progresos en incrementar su felicidad, si estuviesen dispuestos a hacer lo que deben. Tenemos a la disposición medios excelentes para hacer en 10 años más de lo que se podría hacer en varios siglos sin ellos, si nos entregamos a hacer de ellos lo mejor posible, y no hacer nada más excepto lo que se debe hacer”
Esta frase la dejaba en el viento de la Historia el
genial matemático Gottfried Leibniz hace ya tres siglos… desde entonces poco ha
cambiado: tenemos claros cuáles son nuestros problemas y qué debemos hacer para
solucionarlos, el porqué no lo hacemos sigue siendo una incógnita para muchos de
nosotros.
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