sábado, 19 de mayo de 2012

El murciélago de Bacardí

Muchos consumidores del recién logrado Ron Bacardí en 1862 eran analfabetos, por lo que la marca necesitaba una imagen tanto como un nombre. Los socios Facundo Bacardí y José León Boutellier escogieron como símbolo la imagen de un murciélago con alas extendidas. Al parecer estaban inspirados en parte por la imagen que aparecía en las vasijas de un galón que Magín Bacardí reciclaba como envases para el ron casero de su hermano. Otra explicación sobre el origen de la marca, potenciada en años posteriores por los publicistas de Bacardí, es que Facundo y Boutellier encontraron una colonia de murciélagos anidados en las vigas del techo cuando entraron en la destilería de Nunes que adquirieron en Santiago de Cuba. Las criaturas se habían visto atraídas por los dulces vapores de la melaza en fermentación. Otra versión sostiene, que al igual que los catalanes, los aborígenes taínos veían en los murciélagos un signo de buena suerte y se dice que Doña Amalia, esposa de Facundo, sugirió que el murciélago sería el símbolo apropiado para su nuevo emprendimiento cubano.
Extraído de “Bacardí y la larga lucha por Cuba” de Tom Gjelten

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