Tal como lo explica la Dra.Shirley
Pomponi, directora ejecutiva del Hatbor Branch Oceanographic Institute de la
Florida Atlantic University, el caracol cónico se encuentra en lo más hondo del
Pacífico y puede resultar muy peligroso porque dispone de un pequeño arpón
conectado con una especie de cordón que va hasta su conducto venenoso. Cuando
golpea a su presa, ese arpón inyecta el veneno al pez. Ese pez, puede ser mucho
más grande que el caracol, pero cuando éste inyecta su toxina lo paraliza. Un
componente del veneno hace que el pez padezca convulsiones. Otro componente lo
anestesia; otro empieza a introducir en la víctima otras sustancias que hacen
que empiece a deintegrarse, de modo que al final el caracol puede devorarse por
completo a su víctima….
De este temible asesino, el Científicos de la
Universidad de Utah (EEUU) han descubierto que las toxinas RgIA y Vc1.1,
presentes en los caracoles cónicos marinos, utilizadas para matar a las presas
que les sirven de alimento, pueden tratar la hipersensibilidad nerviosa y el
dolor. De esta forma, se abre una vía a la elaboración de futuros analgésicos
que puedan tomarse por vía oral y calmen el dolor crónico, aunque para ello
creen que habrá que esperar al menos un década. El estudio se realizó con ratas
y trató el llamado dolor neuropático (dolor crónico producido por una lesión
nerviosa, de la columna vertebral o el cerebro), que puede ser consecuencia de
la diabetes, de una enfermedad degenerativa, de infecciones víricas, del
alcoholismo o de tumores.
Fuente: “Storytelling para el éxito” de Peter Guber
http://www.diariodeleon.es/noticias/ciencia/una-toxina-del-caracol-conico-marino--abre-una-via-para-tratar-dolor-cronico_298388.html
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