Por
entonces, lady Mary Montagu, la mujer del embajador inglés en Estambul, intento
difundir en Europa un viejo método preventivo, que se aplicaba en Turquía: un
toquecito de pus variólica inmunizaba contra la peste asesina. Pero la gente se
burló de esta mujer metida a científica, que traía supercherías de tierras
paganas.-
Sesenta años
después, un médico inglés, Edward Jenner, innoculó al hijo de su jardinero, un
niño de ocho años, la llamada viruela de las vacas, que diezmaba los establos,
pero poco daño hacía a los humanos. Y después le aplicó la viruela mortífera.
Al niño no le pasó nada.-
Así nació la
vacuna, que debe su existencia a u niño de la servidumbre, convertido en conejo
de laboratorio, y debe su nombre a la palabra latina vacca.-
Fuente: Extraido de "Espejos. Una historia universal" de Eduardo Galeano.
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