viernes, 3 de abril de 2009

Plan Primavera, punto final, obediencia debida, Pacto de Olivos, la Alianza, De la Rúa. Si era tan bueno porque no lo ayudaron antes????


SIMBOLO DE LA DEMOCRACIA: LA DESPEDIDA DEL LIDER RADICAL
Una multitud acompañó los restos de Alfonsín a Recoleta
Más de ochenta mil personas concurrieron a los funerales del ex presidente radical. Un conmovedor adiós que sólo se vivió hace 35 años, cuando murió Perón.


Estaba haciendo mucha falta ver a la gente de este país llorar. Pero con este llanto, el de emoción, no el que muestran los noticieros de TV por la calle salvaje. Hacía falta ver a una multitud brindándole tributo a un político honorable. Una forma de recordar, de paso, que cuando la ética está al servicio de la Nación esa misma gente responde. El ex presidente Raúl Alfonsín, el que irrumpió con la democracia, el que enjuició a los responsables de la etapa más sanguinaria de la historia del siglo XX argentino. El mismo que pasó de desafiar a Ronald Reagan en su propia cara a replicarle a un ilustre desconocido que lo silbaba desde una tribuna con aquel ya célebre "A vos gordito no te va tan mal" tuvo ayer un funeral cuya recuerdo más lejano remite a hace 35 años: el de Juan Domingo Perón. Más de 80 mil personas despidieron al viejo líder radical.Le costó mucho llegar hasta al cementerio de la Recoleta (¿lo habría imaginado en sus días finales?). Parecía que esa multitud anónima, acongojada no quería dejarlo llegar. Quería retenerlo. Y claro: se iba un símbolo.El capítulo final de Alfonsín empezó a cerrarse ayer sobre las diez de la mañana, cuando arrancaron los discursos junto a su féretro. Es curioso: esos habituales parlamentos funerarios de despedida, plagados habitualmente de lugares comunes, ayer sorprendieron, en su mayoría, por su contundencia. Estuvieron a su altura. En ausencia de la presidenta Cristina Kirchner -que ayer envió un mensaje de condolencias desde Londres- le tocó al vicepresidente Julio Cobos presidir el acto. Curioso: terminó despidiéndolo un radical como primer mandatario en ejercicio de un gobierno peronista. Habló también el vicepresidente de Alfonsín, Víctor Martínez. Impactó el senador radical Ernesto Sanz ("Su legado no hay que buscarlo en sus discursos, columnas y libros: el legado es el mismo y su conducta",dijo). El ex presidente brasileño José Sarney lo llamó patrimonio de las Américas, apóstol de la democracia, abogado de la democracia. La familia de Alfonsín -hijos, nietos que se fueron turnando durante la noche junto al féretro- rompieron varias veces en llanto. Ya no parecían llorar esa vida que vieron apagarse lentamente con su enfermedad terminal. Era evidente: habían esperado durante mucho tiempo este homenaje. La reivindicación de su figura.Luego llegó la misa oficiada por su primo hermano, el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo. El periodista José Ignacio López -quien tras ser vocero de Alfonsín en su Gobierno, logró, como él, dejar la función pública y aún hoy ser respetado entre su pares- no pudo terminar la lectura de "la oración de los fieles". Se le quebró la voz. Es que despedía a un amigo y al hijo de una Iglesia que muchas veces no lo comprendió.Después, el cuerpo de Alfonsín ganó la calle en la cureña conducida por los mismos militares que trasladaron el cuerpo de Perón a San Vicente. Sobre la avenida Callao, manos en alto. Flores en alto. Aplausos. Gritos. Consignas viejas y nuevas. Así, arrancó la lenta caravana. Desde los balcones caían pétalos de rosas. En las veredas, chicos, muchos chicos con sus familias aprendiendo esta lección. Y Banderas argentinas que prevalecían sobre la clásica bandera radical.Mezclados en el cortejo, dirigentes de todos los colores políticos, ex funcionarios, gobernadores. Sólo un ex presidente, Fernando de la Rúa. El resto, Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner habían visitado la carpilla ardiente pero faltaron a la última cita. El Gobierno nacional, por su lado, supo replegarse a un discreto y respetuoso segundo plano. No había mucha más alternativa.Una imagen mezcló pasado y presente. Postal radical inesperada: Cobos, Gerardo Morales, Federico Storani, Ernesto Sanz y Jesús Rodríguez marchaban detrás de la cureña tomados del brazo. Daniel, ex policía de la Federal y jefe de la custodia de Alfonsín desde hace 25 años estuvo pegado al cortejo. Ya no debía cuidarlo. Pero estaba ahí, como tantos. Entre tantos.El ingreso al cementerio de la Recoleta fue caótico. la multitud desbordó todas las previsiones de seguridad. El propio hijo de Alfonsín, tuvo que pedir por micrófono que despejaran el lugar..En el cementerio volvieron a conmover algunos de los discursos. Sacudió Antonio Cafiero al admitir que tuvo dos maestros: Perón y Alfonsín. Sacudió Graciela Fernández Meijide con su relato que terminó en llanto. También las palabras de la vieja guardia de la Coordinadora, representada por Nosiglia y Leopoldo Moreau. Y, después, todo terminó.El cuerpo de Alfonsín ingresó al panteón de los caídos en la Revolución del Parque. Se quedó ahí, junto a Leandro Alem, Hipólito Yrigoyen y Arturo Illia. Lo que este país vivió ayer, fue una clase de historia. Ni más ni menos.


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