Un magnate considerado en un momento como la persona más rica de Irlanda se declaró en bancarrota este viernes, tras una bajada a los infiernos de dos años provocada por especulaciones de alto riesgo durante la crisis económica.
Sean Quinn, cuya fortuna estaba evaluada en unos 4.700 millones de euros (6.500 millones de dólares) en la cima de su éxito, después de empezar su carrera hace más de tres décadas con un minúsculo préstamo, dijo que solicitó la quiebra voluntaria en el Alto Tribunal de Belfast.
Antaño conocido como el 'poderoso Quinn', el magnate vio caer en picado su fortuna tras comprar acciones del Anglo Irish Bank que perdieron todo su valor cuando la entidad tuvo que ser nacionalizada durante la crisis financiera. El banco afirma que Quinn, de 64 años, le debe más de 2.800 millones de euros (3.850 millones de dólares), aunque él sostiene que la suma adeudada es muy inferior. En abril le arrebataron el control de su imperio industrial.
"Con gran tristeza y pesar he solicitado la quiebra voluntaria", dijo en un comunicado difundido en Dublín. "He hecho todo lo posible para evitar esta drástica decisión, agregó. La historia reciente ha demostrado que como miles de personas en Irlanda, confié en personas (...) que erróneamente trataron de presentarme estas acciones como un producto de primera categoría".
Quinn presentó su solicitud en Irlanda del Norte, que forma parte del Reino Unido, en lugar de en Irlanda, donde tiene la mayoría de sus actividades, alegando que fue donde "nació, fue criado y trabajó toda la vida". Pero eso le permitirá reanudar sus actividades dentro de un año, cuando en Irlanda debería esperar 12 años.
Irish Bank Resolution Corporation, el nuevo nombre del nacionalizado Anglo Irish Bank, dijo en un comunicado que estaba examinando la legalidad de esta elección, "dado el domicilio de Quinn y sus amplios intereses financieros y responsabilidades dentro del Estado irlandés".
Los bancos irlandeses estuvieron al borde de la bancarrota después de haber prestado a troche y moche, lo que obligó al Estado a salvarlos , disparando el déficit y forzando a su vez al gobierno a pedir un rescate internacional.
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