jueves, 6 de octubre de 2011

Los chinos no juegan al ajedrez, sino "wieqi", y sus implicancias según H.Kissinger

En su reciente y monumental "On China" (2011), nada menos que 608 páginas, Henry Kissinger, uno de los mayores expertos mundiales en China, nos ofrece la clave para entender el pensamiento estratégico chino. No hace falta que ustedes aprendan chino ni tampoco que se lean las 608 páginas. Gracias al Doctor Kissinger, como a él le gusta que le llamen en honor a su trayectoria académica (su tesis doctoral "Un mundo restaurado" es un clásico de las relaciones internacionales), comprender los misterios de la mente china está ya al alcance de todo el mundo.
El secreto, dice Kissinger, está en el juego de damas chino, el "weiqi", también llamado "go" en japonés, un milenario juego con más de 2600 años de antigüedad. Se trata de un juego de damas de endiablada complejidad que consta de 180 fichas iguales que se mueven a lo largo de 361 casillas (detalles aquí) Hay, por supuesto, versión para PC.
El pensamiento estratégico occidental, nos cuenta Kissinger, está dominado por el ajedrez, donde lo importante es obtener el control de la parte central del tablero y desde ahí volcar toda la fuerza sobre el rey contrario hasta derrocarlo. En el weiqi, por el contrario, el objetivo es rodear al adversario, impedirle que se mueva, limitar sus movimientos. El juego es tan complicado, nos dice, que hay veces que resulta difícil saber quién está ganando y quien está perdiendo. Armado con este genial descubrimiento, Kissinger nos explica con una coherencia absoluta toda la política exterior de Mao y de la China comunista, desde los conflictos por los estrechos hasta la guerra de Corea etcétera.
La metáfora es fascinante, pero sospechosa. Primero, porque una cosa es ser un realista de las relaciones internacionales y otra pensar, como hace Kissinger, que los intereses de China son inmutables desde hace miles de años, sus estrategias de política exterior idénticas y que la ideología comunista no jugó ningún papel. Segundo, en un blog cosmopolita confeso como Café Steiner resulta difícil aceptar a priori que las personas piensen y manejen estructuras mentales radicalmente diferentes sólo en función de su cultura y etnia y que existan diferentes tipos de racionalidades (occidental, confunciana, etc). Recuerden los lectores que Edward Said, en su magistral obra "Orientalismo", nos demostró cómo y con qué desastrosos efectos Occidente construyó lo árabe y al árabe como cultural y mentalmente diferente (exótico, sensual, no fiable, etc).
Así que, tirando un poco del hilo, he descubierto que hay fundadas sospechas de que toda esta historia del weiqi es un timo intelectual de primer orden. La primera referencia aparece en el informe de julio de 2002 del Secretario de Defensa al Congreso estadounidense sobre "El poder militar de la República Popular China" donde ya se afirma que el pensamiento estratégico chino difiere del estadounidense. Para ello se apoya en el concepto de shi de Sun Tzu (el teórico de la guerra popularizado posteriormente por las editoriales de autoayuda empresarial) y las menciones de éste al juego weiqi.
El autor de ese informe oficial es desconocido pero en mayo de 2004, Daniel Lei un profesor (¿de orígen taiwanés?) del US Air War College (la escuela de guerra de la fuerza áerea) publica un paper con el título "Aprendiendo a jugar con piedras" donde esboza con todo lujo de detalles y gráficos la tesis del weiqi. Dada la afiliación institucional y el hecho de Lei se haya pasado los últimos años dando conferencias y seminarios sobre este tema, es de suponer que tambén fue él quien estuvo detrás del primer informe del Pentágono. El trabajo de Lei fascinó a Kissinger, que hace suyas sus tesis en un artículo publicado en Newsweek en noviembre de 2004. Desde entonces, según el Wall Street Journal ("¿A qué juegan los chinos?"), Lei no ha hecho más que dar seminarios y conferencias en todos los centros militares estadounidenses, convirtiéndose en una especie de celebridad del pensamiento estratégico sobre China.
Las dudas sobre las tesis de Kissinger han llegado al The Economist, que en un artículo de mayo de este año ("No Go") descalifica el libro de Kissinger y sus análisis sobre el pensamiento estratégico de China. Más se le atraganta la metáfora a Charles Rowley, un Profesor de Economía de la George Mason University que ofrece citas literales que demuestran que a Mao le encantaba el ajedrez y hablaba de "sacrificar peones" durante la guerra con India. Y para otros analistas e historiadores, los millones de muertos y el régimen de terror que dejó Mao con el gran salto adelante y la revolución cultural, no casan nada bien con esta imagen de sabiduría confunciana milenaria que Kissinger pone delante de nosotros.

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