Hace 30 años el rock era distinto. O al menos lo que lo rodeaba. El país también. En plena dictadura militar y previo a la absurda guerra de Malvinas, una visita luminosa tendría lugar en un país cubierto de tenebrosas sombras y marcaría un hito de múltiples impactos. Por un lado, impactando en la forma de producir, montar y difundir shows; por otro, la alianza entre un género hasta entonces contracultural en nuestro país con la explosión masiva y casi futbolera. La famosa foto de Diego Armando Maradona con la camiseta británica es todo un símbolo.
El sábado 28 de febrero, Queen realizaría su primer recital en Argentina, en el estadio de Vélez: una banda de primer nivel internacional en el apogeo de su carrera era todo un hecho inédito. Un escenario imponente, luces, sonido y demás parnafernalia entonces arrolladoramente novedosa.
En fín, Argentina debutaba en el rubro Rock de estadios, y lo hacía de la mano de la banda que mejor interpretó -quizá junto a U2- ese concepto de mega show. Cabe rescatar crónicas de entonces para entender el complejo y contradictorio significado que se le asignan a los hechos y personas , según el tiempo. La crónica de Roberto Pettinato y Ricardo Messina para la revista Expreso Imaginario, (nº56 de marzo de 1981) hace hincapié en el espectáculo y toma con cierto ligereza el aspecto musical. “Una cosa es innegable: el conjunto tiene un sonido propio, que tiene sus deudas con Zeppelin. Su sonido es reconocido de inmediato. Han sabido encontrar la fórmula del éxito: canciones simples, riffs de hard-rock y armonías vocales algo mentecatas en algunos casos, pero con mucho ‘gancho’ y ritmo, más estribillos pegadizos perfectamente tarareables”.
El remate final es lapidario: “Si a alguno se le ocurre escuchar letras profundas, buenos instrumentistas, música que llegue al alma o que te ponga los nervios al rojo vivo, va a tener que recurrir a otro grupo. Ahora, si quieren bailar, cantar, ver luces de colores, humo, luces de colores, más humo, muchas más luces de colores y cuatro personas que interpretaban sus temas sumergidos entre todo eso, entonces no se pierdan a Queen. Ellos no lo van a defraudar”.
La Rolling Stone, que aún no tenía su versión argentina, mencionaba temas aquí prohibidos. Así comenzaba la crónica de James Henke: “En la Argentina, los militares y el terror reinan supremos. Según Amnistía Internacional, alrededor de 15 mil personas han ‘desaparecido’ desde 1976, cuando Isabel -segunda mujer y sucesora de Juan Perón- fue derrocada por un golpe de Estado”.
Yendo a lo artístico, el periodista no deja de destacar el carisma arrollador de Mercury, pero también subestima la calidad del histórico grupo: “Musicalmente siguen sonando prosaicos, pero lo que les falta de habilidad lo compensan -al menos para los fans- con escena”.
Eran tiempos distintos sí. Pero más allá de las subestimaciones (producto de la contemporaneidad: a veces cuesta dimensionar lo bueno cuando está frente a uno), lo cierto es que las grandes canciones siempre han trascendido los grandes escenarios, los terribles escenarios políticos, los negocios y las plumas envidiosas. Y de esas canciones, Queen tenía unas cuantas.-
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-128058-A-treinta-anos-de-la-historica-visita-de-Queen-a-la-Argentina-.html
El sábado 28 de febrero, Queen realizaría su primer recital en Argentina, en el estadio de Vélez: una banda de primer nivel internacional en el apogeo de su carrera era todo un hecho inédito. Un escenario imponente, luces, sonido y demás parnafernalia entonces arrolladoramente novedosa.
En fín, Argentina debutaba en el rubro Rock de estadios, y lo hacía de la mano de la banda que mejor interpretó -quizá junto a U2- ese concepto de mega show. Cabe rescatar crónicas de entonces para entender el complejo y contradictorio significado que se le asignan a los hechos y personas , según el tiempo. La crónica de Roberto Pettinato y Ricardo Messina para la revista Expreso Imaginario, (nº56 de marzo de 1981) hace hincapié en el espectáculo y toma con cierto ligereza el aspecto musical. “Una cosa es innegable: el conjunto tiene un sonido propio, que tiene sus deudas con Zeppelin. Su sonido es reconocido de inmediato. Han sabido encontrar la fórmula del éxito: canciones simples, riffs de hard-rock y armonías vocales algo mentecatas en algunos casos, pero con mucho ‘gancho’ y ritmo, más estribillos pegadizos perfectamente tarareables”.
El remate final es lapidario: “Si a alguno se le ocurre escuchar letras profundas, buenos instrumentistas, música que llegue al alma o que te ponga los nervios al rojo vivo, va a tener que recurrir a otro grupo. Ahora, si quieren bailar, cantar, ver luces de colores, humo, luces de colores, más humo, muchas más luces de colores y cuatro personas que interpretaban sus temas sumergidos entre todo eso, entonces no se pierdan a Queen. Ellos no lo van a defraudar”.
La Rolling Stone, que aún no tenía su versión argentina, mencionaba temas aquí prohibidos. Así comenzaba la crónica de James Henke: “En la Argentina, los militares y el terror reinan supremos. Según Amnistía Internacional, alrededor de 15 mil personas han ‘desaparecido’ desde 1976, cuando Isabel -segunda mujer y sucesora de Juan Perón- fue derrocada por un golpe de Estado”.
Yendo a lo artístico, el periodista no deja de destacar el carisma arrollador de Mercury, pero también subestima la calidad del histórico grupo: “Musicalmente siguen sonando prosaicos, pero lo que les falta de habilidad lo compensan -al menos para los fans- con escena”.
Eran tiempos distintos sí. Pero más allá de las subestimaciones (producto de la contemporaneidad: a veces cuesta dimensionar lo bueno cuando está frente a uno), lo cierto es que las grandes canciones siempre han trascendido los grandes escenarios, los terribles escenarios políticos, los negocios y las plumas envidiosas. Y de esas canciones, Queen tenía unas cuantas.-
Fuente: http://www.elargentino.com/nota-128058-A-treinta-anos-de-la-historica-visita-de-Queen-a-la-Argentina-.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario