lunes, 14 de junio de 2010

The Beatles escapando de Filipinas

El día que los Beatles huyeron de Manila
Hace más de 40 años, los Beatles soportaron la peor humillación que les tocó vivir a lo largo de toda su carrera, y fue en Filipinas, durante una gira asiática que dieron en 1966.
La ciudad de Manila era la última parada de la gira de los cuatro de Liverpool antes de regresar a Gran Bretaña., llegando a Filipinas el 4 de julio de 1966 y fueron recibidos como héroes y 20 autos Cadillac oficiales estaban listos en el aeropuerto para recogerlos. Fue tan esperada la visita de los británicos, que hasta se acuñaron monedas conmemorativas del evento.
Las medidas de seguridad fueron las mismas que se prestaba a los jefes de estado extranjeros, puesto que Filipinas era un país realmente peligroso, todo el mundo portaba armas de fuego y la criminalidad estaba por las nubes.
En esa época, Filipinas se encontraba gobernada por la familia Marcos, que aprovechando la visita de los músicos, quiso mejorar su imagen pública, por lo que la Primera Dama, Imelda Marcos, invitó a los Beatles a su residencia oficial, el Palacio de Malacañang, a un almuerzo oficial, donde estarían sus tres hijos y altos funcionarios del gobierno.
Los ingleses que venían de ofrecer un concierto en Tokio y luego de un agotador viaje, con dos conciertos a la vista, para esa misma tarde y noche, decidieron declinar educadamente la invitación y se quedaron durmiendo en el hotel, ajenos a lo que estaba por venirse.
Imelda Marcos no estaba acostumbrada a recibir un "no" como respuesta, así que decidió inmediatamente vengarse utilizando el control que ejercía sobre los medios de comunicación.
Esa tarde los Beatles tocaron ante 35.000 personas, y después del concierto Brian Epstein, manager del grupo, prendió la televisión para ver la cobertura del evento en los noticieros de la noche. Sin embargo la principal noticia mostraba a la Primera Dama en el palacio con sus invitados y 200 niños desilusionados. La voz en off decía: "Los niños pobres empezaron a llegar desde muy temprano y esperaron hasta las dos de la tarde, en que fueron retiradas las tarjetas de los Beatles de la mesa".
Las cámaras grabaron en directo cómo la mandataria había sido "plantada" por los ingleses "deshonrando a todo el país". También se mostraban imágenes de los niños llorando y de los platos vacíos.
El manager del grupo envió a toda prisa una disculpa por escrito al presidente Marcos y convocó una rueda de prensa en el hotel donde explicaba que no se les había informado que el evento era para agasajar a 200 niños.
Los Beatles recién se dieron cuenta de que la situación era preocupante, después del concierto que dieron por la noche, cuando vieron que su escolta policial había desaparecido. Cuando llegaron al Manila Hotel -donde se hospedaban-, las puertas de éste se encontraban cerradas con llave. Mientras esperaban sentados en el coche que los había llevado hasta allí, pensando en cómo podían subir a su suite a descansar, apareció una muchedumbre de alborotadores organizados que atacaron al vehículo, golpeaban las ventanas y lo sacudían de un lado a otro mientras los insultaban.
Vic Lewis era el publicista del grupo y en ese momento se encontraba con los músicos dentro del auto. Él fue quien le gritó al conductor: "Vamos, arranca! Ábrete paso entre la multitud y tumba la puerta del hotel!
El conductor obedeció y ya en la puerta de vidrio, los Beatles y su equipo pudieron bajarse a toda prisa porque la multitud les pisaba los talones.
Poco después, un oficial filipino se presentó en la suite del manager del grupo exigiéndole el pago de los impuestos, a lo que el manager contestó que el grupo no era responsable de pagarlos, sino el empresario que los contrató. De todas formas el oficial les comunicó que tenían orden de arraigo mientras los impuestos no fueran pagados en su totalidad. Brian Epstein, pagó $18.000 de su propio bolsillo para que les dejaran marchar, puesto que debían también pagar unos "impuestos especiales" que nadie había mencionado antes. Ese momento se dieron cuenta que debían abandonar lo más pronto el país y llamaron a los botones para sacar su equipaje, pero el administrador del hotel les dijo que todos los empleados se habían negado a trabajar porque desde hace algunas horas estaban recibiendo llamadas anónimas con amenaza de bombas al hotel. La embajada del Reino Unido también fue amenazada telefónicamente toda esa tarde y noche.
A la mañana siguiente, Paul McCartney vio los escandalosos titulares de los periódicos. El Manila Times titulaba con letras de catástrofe: "Imelda plantada". Otro periódico decía: "Los Beatles desairan al presidente". Enseguida fue a las habitaciones de los demás y les dijo: "Vamos! Levántense de la cama! Nos vamos de aquí."
Toda la comitiva agarró sus equipos y maletas y se dirigieron hacia los ascensores principales, pero estos estaban apagados. Tuvieron que bajar por las gradas cargando ellos mismos su equipaje y algunos amplificadores. La recepción estaba vacía y todos los coches habían desaparecido, incluso los que ellos habían alquilado el día anterior. Alguien vio pasar providencialmente un par de taxis, donde se apretujaron como pudieron y se dirigieron al aeropuerto.
Las calles hacia el aeropuerto habían sido también saboteadas, había soldados en las intersecciones y las vías estaban cerradas. Finalmente pudieron encontrar un camino secundario para llegar al terminal.
Ya dentro del aeropuerto, los ingleses pudieron ver a un grupo de manifestantes que se acercaba peligrosamente hacia ellos. En el trayecto hacia el avión, que fueron obligados a hacer sin oficiales de seguridad y abandonando parte de su equipaje, les aguardaban unas 300 personas que les zarandearon y escupieron a ellos y a su séquito mientras gritaban "Beatles, go home!". El más afectado fue Ringo, que recibió un puñetazo en la cara y fue pateado tras caer al suelo.
Mejor suerte tuvieron Paul McCartney y John Lennon, que se protegieron detrás de un grupo de monjas que iban en el mismo vuelo. Finalmente, cuando toda la comitiva pudo abordar milagrosamente el avión, el despegue se aplazó. Un grupo de uniformados subió a la nave y habló con el manager a quien informaron que para que el avión pueda salir, debían pagar un "impuesto de salida de Manila" que ascendió casi a la totalidad del dinero que los Beatles cobraron por los dos conciertos.
Tras un tira y afloja de 40 minutos con los responsables de la torre de control el avión logró despegar, y recién cuando levantó vuelo los ingleses se sintieron a salvo, pero ellos ya habían tomado una drástica decisión. Esta sería su última gira. John Lennon juró que nunca más iba a arriesgar su vida por un estadio lleno de adolescentes gritonas. Así las cosas, ese mismo verano los Beatles tocaron en el International Amphitheatre de Chicago, que se convirtió en la primera parada de su tercera gira por los Estados Unidos, que por cierto sería la última como grupo.

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