sábado, 30 de enero de 2016

sábado, 23 de enero de 2016

Mozart y Salieri trabajando juntos!!!!

Olvidemos por un momento la conocida obra teatral Amadeus, de Peter Shaffer, que Miloš Forman llevó magistralmente a la gran pantalla en 1984. Mozart y Salieri fueron más amigos que enemigos. Más colegas que rivales. Es bien sabido que compartieron escenario en Schönbrunn en 1786 durante los estrenos de Der Schauspieldirektor y Prima la musica e poi le parole, coincidieron después en Fráncfort en la coronación de Leopoldo II y asistieron juntos en 1791 a una función de Die Zauberflöte en Viena. El mito popular y romántico que retrata Amadeus surgió tardíamente en 1823, cuando un Salieri enfermo y demente confesó haber envenenado a Mozart.

Ahora podemos demostrar incluso que Mozart y Salieri colaboraron ocasionalmente en 1785 componiendo juntos una misma obra. El pasado 10 de enero el Schwäbische Zeitung daba a conocer el hallazgo en Praga de un ejemplar del libreto y la partitura de una cantata conmemorativa para voz y acompañamiento compuesta por Mozart junto a Salieri sobre versos de Lorenzo da Ponte. La Fundación Mozarteum, de Salzburgo, la prestigiosa institución que promueve desde hace más de un siglo la investigación acerca de la vida y la obra del compositor salzburgués, acaba de dar carta de naturaleza a este revelador hallazgo.

En junio de 1785 la famosa soprano inglesa Nancy Storace, que más adelante sería la primera Susanna en Le nozze di Figaro, de Mozart, perdió súbitamente la voz durante el estreno de Gli sposi malcontenti, de su hermano Stephan Storace, en el Burgtheater de Viena. Tardaría cuatro largos meses en poder volver a cantar y ello obligó a posponer su Ofelia en la nueva ópera de Salieri, La grotta di Trofonio. La feliz noticia de su recuperación fue celebrada en octubre con una breve cantata titulada en italiano Para la recuperada salud de Ofelia, donde colaboraron tres compositores: Mozart, Salieri y un tal "Cornetti" (un seudónimo por estar en cursiva, pero quizá también el maestro de canto Alessandro Cornetti). La prensa de la época dio cumplida noticia de la composición y de su distribución impresa por Artaria —incluso figura en el catálogo mozartiano desde 1937 con la referencia K.477a—, aunque nunca se había encontrado ningún ejemplar de la misma.
El compositor y musicólogo Timo Jouko Herrmann (Heidelberg, Alemania, 1978), especialista en Salieri, ha sido el responsable del hallazgo en la biblioteca del Museo checo de la música de Praga. Herrmann reconoce que ha sido fruto de la casualidad: "Tenía interés por consultar simplemente el catálogo de libretos de esa biblioteca por Internet para buscar obras de un discípulo de Salieri". "Me alegré al descubrir el libreto de la cantata perdida, pero cuando me preguntaron si quería también la partitura impresa, no me lo podía creer", añade. El referido texto de la cantata, que se inicia con el verso "Lascia la greggia, o Fillide", contiene 30 estrofas y fue redactado por el famoso poeta de la corte imperial vienesa, Lorenzo da Ponte, libretista entre otras óperas de Le nozze di FigaroDon Giovanni y Così fan tutte de Mozart. Da Ponte narra aquí la historia de los cuatro meses en que la Storace estuvo enferma, aunque emulando el estilo de la poesía bucólica italiana.
Además del libreto, el impresor de la corte imperial vienesa, Joseph von Kurzböck, añadió excepcionalmente unas páginas desplegables con la música de Mozart, Salieri y Cornetti. Se trata de una reducción en dos pentagramas para voz y acompañamiento, pues es probable que la obra estuviese originalmente escrita para soprano con varios instrumentos. Concretamente, la música de Mozart se limita a un Andante de 36 compases que se inicia con el verso "Quell’ agnelletto candido". Ya se ha previsto una edición de esta cantata en la editorial Friedrich Hofmeister de Leipzig que se presentará en la Musikmesse de Fráncfort en abril. Por su parte, la Fundación Mozarteum de Salzburgo ha anunciado una primera interpretación de la obra el mes que viene en una adecuada reconstrucción que está preparando su descubridor.
Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2016/01/21/actualidad/1453379139_951472.html

viernes, 15 de enero de 2016

Sin palabras Nro.88. Quien no se puede olvidar a su esposa en una estación de servicio y no darse cuenta!!!!


Un hecho insólito sucedió con una pareja de argentinos que estaba de vacaciones de Brasil, donde el hombre se olvidó a su mujer en una estación de servicio y recorrió 100 kilómetros sin ella. "No me di cuenta", le dijo a los policías que lo alertaron. 

De acuerdo a la reconstrucción de los hechos, el hombre llamado Walter bajó de su camioneta con su hijo para ir al baño y la mujer bajó después para realizar unas compras, pero cuando regresó, su marido y el niño, que iba en el asiento de acompañante, ya no estaban. Walter nunca advirtió que su mujer no estaba en el vehículo. 

La mujer, llamada Inés, entró en pánico cuando se dio cuenta de que ya no estaba el auto. No tenía dinero, ni celular ni documentos. Entonces, le pidió ayuda a los empleados de la estación de servicio. 

"Comenzó a llorar diciendo que el marido la había dejado. Pensé que era una broma, imaginando que el hombre fue a dar una vuelta y retornaría. Pero después me di cuenta de que no era así. Tuvimos que calmarla y darle agua, pero la señora no paraba de llorar", relató uno de los empleados. 

Cuando llamaron a la policía, Inés fue trasladada a una comisaría. Allí, los efectivos dieron la orden de localizar el Wolkswagen Fox, que recorrió 100 kilómetros sin la mujer. Cuando el hombre volvió por ella, Inés le recriminó a los gritos el olvido y comenzó a darle patadas al auto. Luego, se calmaron y retomaron el regreso a la Argentina.
Fuente: http://www.diarioveloz.com/notas/155439-un-argentino-se-olvido-su-mujer-una-estacion-servicio-brasil-no-me-di-cuenta-dijo

domingo, 3 de enero de 2016

No se puede confiar en nadie Nro: 33. Frases con falsa paternidad.

«Y sin embargo, se mueve». Esta es la frase que todo el mundo recuerda y que, por tradición, se ha atribuido siempre a Galileo Galilei (Pisa,1564 – Florencia, 1642), quien la habría pronunciado después de abjurar de la visión heliocéntrica del mundo ante el tribunal de la Inquisición. En realidad, Galileo nunca pronunció esa frase. Fue inventada por el escritor italiano Giuseppe Baretti en el 1757, con el objetivo de crear la imagen de una Iglesia oscurantista incapaz de abrirse a nuevos descubrimientos científicos. Así lo pone de relieve Adriano Ausilio, apasionado lector y estudioso de filosofía, quien con ahínco se dedica a cazar engaños literarios de todo tipo, en especial las atribuciones inexactas o falsas de frases célebres.
Cuenta el escritor Claudio Magris en el «Corriere» que Adriano Ausilio le ha advertido del riesgo que existe hoy en día sobre falsificaciones: «Con la llegada de internet y las redes sociales, se ha difundido una nueva tendencia: el uso incontrolado de las citas. Se adoptan, como buenas, frases famosas porque se han leído en alguna parte o se escuchan y transmiten por tradición, sin preocuparse de controlar su veracidad. La Red está llena de webs que contienen antologías de citas históricas y literarias. Y es ahí precisamente donde reside el error, porque esas citas no proceden de un conocimiento directo de los textos, sino de compilaciones no muy fiables», explica Ausilio. 

Paternidad falsa

La paternidad de muchas de las más famosas frases se da por descontada, pero a menudo es falsa. Voltaire, uno de los principales representantes de la Ilustración, nunca dijo esta célebre frase que todo el mundo conoce y repite: «No comparto lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo». La frase es fiel al pensamiento del escritor, historiador, filósofo y abogado francés, pero quien la escribió fue Evelyn Beatrice Hall, escritora británica, autora de una biografía del filósofo, en 1906, titulada «Los amigos de Voltaire».
No fue Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda nazi, el que pronunció una frase célebre contra la inteligencia: «Cuando oigo la palabra cultura, le quito el seguro a mi Browning». Algunos se la atribuyeron también a Millán-Astray, el fundador de la Legión. Pero el autor fue Hanns Johst, dramaturgo alemán nazi, quien la escribió en un texto de teatro. María Antonieta nunca dijo esta frase que se le atribuyó: «Si las masas no tienen pan, que coman pasteles». La frase ya se conocía en tiempos de Jean Jacques Rousseau, época en la que aún no había nacido la archiduquesa. Maquiavelo nunca dijo explícitamente estas palabras que todo el mundo emplea: «El fin justifica los medios». Estas palabras reflejan ciertamente su pensamiento, pero él nunca las pronunció.

Los ejemplos son casi interminables

«Madame Bovary soy yo», dicen que respondía Flaubert cuando le preguntaban por la identidad de ese personaje. Pero esa atribución es infundada, porque él nunca pronunció esa frase. Otra famosa expresión atribuida a Antonio Gramsci, «pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad», repetida siempre por los italianos, no es del fundador del Partido Comunista Italiano, sino del escritor francés Romain Roland. 
En los periódicos y en los debates públicos, con las prisas que impone la actualidad, se acentúa el recurso a lanzar citas incisivas, sin consultar la enciclopedia, porque nadie va a leerse si realmente Julio César dijo «Vine, ví y vencí». Pero, como señala Claudio Magris, muchas citas se prestan, sin querer, a la falsificación. La paternidad de muchas de las más famosas frases se da por hecha, pero a menudo es falsa. Comienza su artículo el premio Príncipe de Asturias de las Letras (2004) subrayando que «Churchill dijo que los Balcanes producen más historias de las que podemos digerir. Es un bello inicio para un artículo. Pocas cosas como una cita ayudan a comenzar un escrito o a reforzarlo». Y con ironía, Claudio Magris concluye así su artículo: «Espero que haya sido realmente Churchill quien dijo esas palabras sobre los Balcanes…».
Fuente: http://www.abc.es/cultura/abci-falsa-paternidad-frases-celebres-201601030242_noticia.html