jueves, 24 de diciembre de 2015

Y si tuviéramos el planeta tierra sin luna??

Imaginemos la Tierra en la actualidad: ¿qué sucedería si hiciéramos desaparecer repentinamente la Luna? ¿Cómo se vería afectada la vida en la Tierra? El efecto más inmediato del que nos percataríamos es que las noches serían totalmente oscuras, habrían desaparecido las fases lunares, y todas las noches serían noches de “luna nueva”, noches sin luna. Sería el sueño de todo astrónomo, ya que podríamos disfrutar, sin ser deslumbrados por la luz lunar, de las estrellas, la Vía Láctea y de otras maravillas del cosmos. Dejarían también de producirse los eclipses solares y los lunares. Además, desaparecería todo el romanticismo y misterio asociado a nuestro satélite y que ha inspirado tantas canciones, poemas, cuentos, novelas, y a tantos artistas, pero… ¿sólo sucedería eso si nuestro satélite desapareciera de pronto? ¡Por supuesto que no!
1- Adiós a las mareas tal y como las conocemos
Un efecto que apreciaríamos a corto plazo sería la desaparición de las mareas debidas a la gravedad de la Luna. Nuestro planeta tiene un 70% de su superficie cubierta de agua líquida en forma de mares y océanos. La Luna ejerce una fuerza de atracción gravitatoria sobre dicha corteza líquida deformándola y produciendo oscilaciones cíclicas ligadas a la rotación de la Tierra con una frecuencia aproximada de medio día. Es cierto que el tirón gravitatorio del Sol produce también una deformación de los océanos terrestres, pero su efecto es aproximadamente la mitad de fuerte que el lunar, así que, sin la presencia de la Luna, seguirían produciéndose mareas en la Tierra, pero mucho más débiles, básicamente serían como un oleaje suave. Como consecuencia de la desaparición de las mareas lunares, las corrientes oceánicas se debilitarían y las aguas tenderían a estancarse, perdiendo las orillas de los mares su sistema de drenaje y limpieza natural debida al avance y retroceso de las aguas. El agua oceánica tendería a redistribuirse tomando dirección hacia los polos y también aumentaría el nivel del mar en las costas. La consecuencia de todo esto sería un cambio drástico del clima de la Tierra.
2- Adiós a un eje de rotación estable
El movimiento de la Luna alrededor de la Tierra está sincronizado, es decir, esta tarda el mismo tiempo en rotar alrededor de sí misma que en girar alrededor de la Tierra, es por eso que siempre vemos la misma cara de la Luna, y la otra permanece oculta desde nuestro planeta. El movimiento orbital de la Luna alrededor de la Tierra estabiliza el eje de rotación de la misma manteniendo su inclinación fija en unos 23 grados respecto al plano de su órbita (esta inclinación, es la responsable de que existan las estaciones tal y como las conocemos).
El eje de rotación de la Tierra realiza un movimiento circular estable llamado “precesión” que es el que mantiene dicha inclinación fija. El eje terrestre tarda unos 26.000 años en completar este movimiento circular. Sin la Luna, la precesión terrestre se ralentizaría, con lo que el eje de rotación terrestre perdería su estabilidad, como cuando una peonza comienza a bambolearse a punto de caer, pudiendo variar su eje de forma caótica entre los 0 y los 90 grados. Esto produciría de nuevo un cambio climático a escala global, que podría producir veranos con temperaturas que superarían los 100 grados, e inviernos con temperaturas por debajo de los -80 grados. En el caso más extremo, el eje de rotación terrestre podría alinearse directamente hacia el sol, lo que haría que zonas del planeta estuvieran bajo una permanente insolación y otras en permanente oscuridad. Las gigantescas diferencias térmicas entre una mitad y la otra de la Tierra producirían vientos extremos con velocidades de más de 300 kilómetros por hora y otros fenómenos meteorológicos dramáticos.
3- Adiós a muchas de las especies y plantas terrestres
La desaparición de la Luna afectaría también a la vida en la Tierra. El efecto más inmediato sería de nuevo la desaparición de la propia luz solar reflejada por la Luna, que alteraría los ritmos biológicos de muchas especies animales y vegetales que se han adaptado y evolucionado bajo la presencia cíclica de la luz lunar. Muchas especies deberían adaptarse de forma súbita a la oscuridad total de las noches sin luna.
La desaparición de las mareas lunares afectaría sobre todo a las especies adaptadas a los flujos y corrientes marinas, como las que viven en las costas a las que el flujo de las mareas provee de nutrientes, o las que habitan mares y océanos, habituadas a las actuales pautas de las corrientes marinas.
Los drásticos y globales cambios climáticos, debidos a la desaparición de las mareas y a la desestabilización del eje de rotación de la Tierra, serían los que producirían las consecuencias más terribles sobre la vida terrestre. Los ritmos vitales de todas las especies animales y vegetales se verían alterados por estos cambios climáticos: las migraciones, la época del celo, la hibernación, etc. El crecimiento de las plantas se vería también afectado por las variaciones térmicas extremas. Muchas especies serían incapaces de adaptarse, produciéndose extinciones masivas de plantas y animales. En el caso muy extremo, visto antes, de que el eje de rotación terrestre acabara apuntando hacia el sol la vida en la Tierra tal y como la conocemos sería imposible en cualquiera de los dos hemisferios, y sólo sería quizá viable en el ecuador, entre los hemisferios ardiente y helado del planeta.

¿Qué habría pasado si la Tierra nunca hubiera tenido Luna?

Para poder analizar bien este supuesto veamos primero cómo creemos que se formó la Luna alrededor de la Tierra primitiva.
1- La formación de la Luna
La Tierra se formó hace unos 4.600 millones de años a partir del disco de gas y polvo que dio lugar al Sol y al resto de cuerpos del Sistema Solar. Creemos que la Luna se formó unos 100 millones de años después tras un violento impacto contra la Tierra de un cuerpo, del tamaño de Marte, conocido como Theia. El enorme impacto arrancó parte de la Tierra primigenia, que por entonces era una esfera de magma, y lo colocó en órbita terrestre.
El recién creado sistema Tierra-Luna comenzó a ejercer una atracción gravitatoria mutua. Dicha atracción produjo (y sigue produciendo) la disipación de una enorme cantidad de energía debida a la fricción de los océanos con los fondos marinos durante las idas y venidas de las mareas. Como consecuencia de dicha disipación la velocidad de rotación de la Tierra se ha frenado desde unas 6 horas que duraba el primitivo día terrestre sin Luna hasta las 24 horas actuales (en la actualidad la Luna sigue frenando la rotación de la Tierra a una tasa de unas 1.5 milésimas de segundo cada siglo). Para compensar esta disminución en la velocidad de rotación de la Tierra, la energía de rotación lunar debe aumentar, lo que produce un paulatino alejamiento de la misma de la Tierra a una velocidad de unos 3,82 centímetros cada año.
No sabemos la distancia exacta a la que estaba la Luna de la Tierra cuando se formó, pero sabemos que estaba a una distancia mucho menor que la actual (384.400 kilómetros) con lo que podría verse en el cielo con un tamaño unas 10 o 20 veces mayor que la Luna actual. Esta cercanía produciría unas mareas mucho más intensas que las actuales, que podrían incluso afectar al magma terrestre y proporcionar una energía extra para calentar los elementos radiactivos presentes en la primitiva Tierra. Estas intensas mareas fueron posiblemente muy importantes para mezclar y remover las aguas de mares y océanos, lo que habría acelerado y posibilitado el origen y evolución de la vida hace unos 3.800 millones de años.
2- Una Tierra sin Luna
Ahora que ya sabemos cómo se formó la Luna y qué efectos tuvo sobre la primitiva Tierra podemos preguntarnos qué habría pasado si el cuerpo conocido como Theia nunca hubiera chocado contra la Tierra en formación desgajando un trozo de la misma. ¿Qué sería entonces de una Tierra sin Luna? Ya hemos visto que los efectos de marea gravitatoria entre la Luna y la Tierra han frenado la velocidad de rotación terrestre desde las 6 horas originales hasta las 24 horas actuales. Si la Luna nunca se hubiera formado, los únicos efectos de marea existentes habrían sido los debidos al Sol, mucho más débiles que los lunares, por lo que la rotación terrestre sería de 8 horas actualmente.
Cuanto mayor es la velocidad de rotación de un planeta mayores son los vientos que se producen en él. Así, si el día terrestre durara sólo 8 horas, los vientos típicos en la Tierra alcanzarían los 160-200 kilómetros por hora. Las mareas, además, al ser sólo debidas al Sol serían mucho más suaves, por lo que las condiciones de flujos y corrientes necesarias para que se desarrollara la vida en los océanos primitivos seguramente no se habrían dado, o se habrían dado unos cientos de millones de años más tarde, retrasando el origen y posterior evolución de la vida terrestre. Sabemos ya que, sin la Luna, la inclinación del eje de rotación terrestre no sería estable, lo que produciría variaciones extremas de temperatura y cambios climáticos, por todo ello, en una Tierra sin Luna seguramente no existirían formas de vida compleja en la actualidad y, cuando finalmente surgieran, tendrían con toda probabilidad una biología muy diferente a la que conocemos.
Si, a pesar de todo, se llegara a desarrollar vida compleja e inteligente en una hipotética Tierra sin Luna todo sería muy diferente. No existirían, por ejemplo, los calendarios basados en las fases lunares, que ayudaron a nuestra especie a entender y dominar la agricultura, la caza, y los ciclos biológicos y a construir, en suma, nuestra civilización. La tecnología y la ciencia en esta Tierra sin satélite serían también muy distintas. Mediante el estudio de las fases lunares se logró determinar la distancia Tierra-Luna, sus tamaños, la distancia de la Tierra al Sol, los tamaños y distancias de otros cuerpos del Sistema Solar, y otras distancias del universo que nos han colocado en nuestro verdadero lugar en el cosmos: una mota de polvo alrededor de una estrella del montón en los suburbios de una de las miles de millones de galaxias del universo. Este conocimiento no habría sido posible en una Tierra sin Luna.
Afortunadamente para nosotros Theia sí chocó contra la Tierra y formó nuestro satélite y, es muy poco probable que este desaparezca de repente. Sabemos, sin embargo, que existen muchos planetas girando alrededor de otras estrellas desprovistos de luna, con condiciones, y quizá vida, que nos parecerán extrañas y exóticas. Los terrestres podemos respirar tranquilos, tenemos Luna para mucho tiempo pues no conseguirá escapar jamás a la atracción gravitatoria terrestre, a pesar de estar alejándose poco a poco de nosotros. Es más, creemos que dentro de unos 5.000 millones de años, cuando el Sol esté en su fase final de vida y se convierta en una estrella gigante roja, la Luna se frenará y volverá a acercarse a la Tierra. Será la fricción de nuestro satélite con la atmósfera más externa del gigantesco Sol rojo, dentro de la que se encontrara inmersa la Luna, la que la frene. El tamaño de la Luna crecerá de nuevo en los cielos de la Tierra hasta que la fuerza gravitatoria terrestre la fragmente en un último y mortal abrazo. Dejaremos entonces de disfrutar de las hermosas fases lunares para siempre, pero un anillo compuesto por millones de fragmentos de lo que fue nuestro satélite brillará en las noches y días terrestres…si para entonces queda algún ser vivo para contemplarlo.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/12/15/ciencia/1450179769_533306.html

sábado, 19 de diciembre de 2015

Sin palabras Nro.87. Un canadiense vende aire embotellado a China

Debido a la gran contaminación de la atmósfera que ha producido alerta roja en la capital de China, sus habitantes se han visto obligados en agotar hasta sus últimos recursos, como ser comprar aire enlatado.
La empresa que lo distribuye se llama Vitality Air, y se cree que el negocio está resultando por la sencilla razón de que los habitantes chinos buscan una solución para no respirar el aire contaminado.
Un representante de la empresa canadiense en China explicó que el primer lote de 500 botellas de aire embotellado se agotó rápidamente, el mes pasado, y que ahora tienen una demanda de pedidos por adelantado de 700 botellas aproximadamente.
El precio de la botella de aire puro embotellado ronda entre los 14 y 20 dólares cada una.
El cofundador de la empresa que vende aire puro embotellado, Moses Lam vive en Edmonton, en la provincia de Alberta en Canadá explica que viaja por 4 horas a Banff y se tarda al menos 10 horas embotellando el aire para luego venderlo en China.
En el año 2013 un empresario chino llamado Chen Gwong-Beeyow también había tomado la iniciativa de vender este producto, este hombre también argumentando que si no cuidaban el medio ambiente, en el futuro tendrían que recurrir a las máscaras de gas para respirar aire fresco.
Fuente: http://www.elheraldo.hn/otrassecciones/ademashoy/911785-466/empresa-canadiense-vende-aire-puro-embotellado-en-china

domingo, 13 de diciembre de 2015

Canciones censuradas Nro.2: September Song (Kurt Weill - Lotte Lenya)


Los nombres Kurt Weill y Bertolt Brecht (entre otros) son sinónimo de políticas radicales e innovación cultural en la República de Weimar. Conocidos principalmente por el éxito de Die Dreigroschenoper (“La opera de los tres centavos”) pero también por numerosas otras piezas donde colaboraron, el dúo representaba todo lo que el régimen nazi declaraba como enemigo. El judío Weill y el marxista Brecht fueron, por ende, los primeros y más obvios blancos de la opresión cultural nazi. 
Kurt Weill nació el 2 de marzo de 1900 en una familia judía de Dessau, Alemania. Dado que su padre era cantor en una sinagoga, la familia apoyó las primeras inclinaciones musicales de Weill. De adolescente, comenzó a estudiar música con Albert Bing. Pronto empezó a componer y mostró una temprana predilección por la música vocal, que lo condujo al teatro musical. Luego se mudó a Berlín para continuar sus estudios y trabajó con Engelbert Humperdinck y Ferruccio Busoni. Si bien Weill no fue un muy buen alumno, logró sobrevivir dictando clases particulares y dirigiendo coros en la sinagoga.
El aspirante a músico prontamente pasó a ser parte de la vibrante escena cultural de Berlín de los años ’20. En 1922, se sumó al Novembergruppe, el grupo de artistas de izquierda de Berlín, que incluía a Hanns Eisler y Stefan Wolpe. Fundamentalmente presentaban trabajos de compositores modernistas como Berg, SchoenbergHindemith, Stravinsky y Krenek. Al principio, Weill tuvo algunos éxitos pero su sociedad con Brecht fue lo convirtió en una estrella internacional. 
“La opera de los tres centavos” se estrenó el 31 de agosto de 1928 y estaba protagonizada por Lotte Lenja, la esposa de Weill. Fue un gran éxito y ubicó a Weill como uno de los compositores más exitosos de la Alemania de Weimar. La poderosa música de Weill combinada con el cinismo y la crítica social del libreto de Brecht produjeron una de las creaciones culturales más importantes de la Europa de entreguerras. En marzo de 1930, se estrenó en Leipzig su Aufstieg und Fall der Stadt Mahagonny (“Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny”). A esas alturas, había mucha tensión entre Brecht y Weill, ya que ambos eran muy obstinados y eso generó muchos conflictos entre ellos. Además, a medida que la derecha política crecía en el poder, su trabajo era cada vez más criticado. Aunque las óperas de Weill continuaron siendo éxitos populares, las protestas nazis frecuentemente interferían con sus actuaciones y la presión de trabajar en tales condiciones estaba destruyendo su matrimonio también. Los directores de teatro se volvieron más reticentes a presentar su trabajo.
Como muchos otros artistas en su situación, Weill malinterpretó reiteradamente los desarrollos políticos y creyó que las cosas podrían mejorar. Eventualmente, se enteró de que tanto él como su esposa estaban en la lista negra de los nazis y que los iban a arrestar. Así que en marzo de 1933, cruzó la frontera con destino a Francia y esperaba que su estadía en París fuera temporaria. La continua colaboración de Weill con Brecht mientras estuvo en París no tuvo mucho éxito y su matrimonio prontamente terminó en divorcio. Luego se fue a los Estados Unidos, donde tenía la esperanza de reconstruir su carrera. Allí, se volvió a juntar con su ex esposa Lenja. Luego recordó:
Lenya y yo llegamos aquí en 1935 e inmediatamente nos enamoramos de este país. Y mi éxito aquí (que la gente habitualmente atribuye a la ‘suerte’) se debe principalmente al hecho de que adopté una actitud constructiva y positiva hacia el estilo de vida de Norteamérica y hacia las posibilidades culturales de este país. 
El tono seguro de esta afirmación oculta la dificultad y la lucha de sus primeros años en los Estados Unidos, donde sus obras no fueron exitosas y la joven pareja luchaba para mantenerse. Luego, Weill colaboró con el dramaturgo Paul Green en la obra anti bélica Johnny Johnson, y costeó sus gastos componiendo música cinematográfica. Recién en 1938, con el éxito musical de Knickerbocker Holiday, escrito por el dramaturgo Maxwell Anderson, Weill finalmente tuvo acceso a la escena teatral de los musicales de Broadway. Los otros dos  grandes éxitos que Weill tuvo en Broadway fueron escritos durante la guerra: Lady in the Dark, con letra de Ira Gershwin, y One Touch of Venus, una comedia musical. El compositor, sin embargo, nunca olvidó sus raíces y, a diferencia de muchos otros emigrantes que luchaban por disimular sus orígenes judíos, se convirtió en una de las primeras figuras en recordar el Holocausto y generar conciencia en la gente sobre la situación apremiante de los judíos de Europa. A pesar del éxito económico que tuvo en los Estados Unidos, nunca obtuvo el tipo de fama o influencia que disfrutó en los años de la República de Weimar. Siempre como un forastero, vivió al margen del entorno musical y hasta su muerte le negaron la membresía de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras. 
Tradicionalmente, los académicos dividieron el trabajo de Weill en dos partes principales: sus trabajos iniciales (especialmente las colaboraciones con Brecht) compuestos en Alemania y sus últimas producciones, escritas en los Estados Unidos. Algunos sostuvieron que sus primeros trabajos fueron superiores y condenaron el material escrito para Broadway y Hollywood aduciendo que era superficial y dirigido a las masas. Si bien las producciones que realizó luego de las colaboraciones con Brecht no eran tan políticas, durante su carrera en los Estados Unidos Weill llevó a cabo obras importantes donde criticaba el optimismo de Norteamérica y el estilo de vida de los norteamericanos. Trataba temas como la desigual distribución de la riqueza, la segregación y el efecto de la industrialización sobre las familias. El nivel de control sobre la estructura dramática de sus trabajos era inusual y Weill aprovechó dicha situación para incrementar la importancia social y el poder de sus obras. Musicalmente, compuso muchas canciones que tuvieron popularidad duradera, incluyendo la famosa canción Die Moritat von Mackie Messer.
Kurt Weill murió a los 50 años, el 3 de abril de 1950.
Fuente: http://holocaustmusic.ort.org/es/politics-and-propaganda/third-reich/weill-kurt/

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Sin palabras Nro. 86: Acortan final de partido de fútbol para que Presidente entregue premio (Mauritania)

El partido de fútbol de la Supercopa de Mauritania entre el campeón de liga y el de copa fue acortado cuando quedaban treinta minutos y resuelto por penaltis para poderse ajustar a la agenda del Presidente del país, Mohamed uld Abdel Aziz.
La Supercopa de Mauritania finaliza en el 60' por orden del presidenteAsí lo reconoció hoy en un comunicado el presidente de la Federación de Fútbol de Mauritania, Ahmed uld Yahya: "Nos concertamos con los presidentes y entrenadores de los dos clubes, que en el minuto 60 iban empatados a 1, y los dos equipos aceptaron parar el encuentro y pasar a los penaltis".
El directivo federativo no ve en ello ninguna "cacicada", sino que lo justifica por "el interés de jugadores y responsables de los dos clubes de ser galardonados por el presidente del país en persona".
Y es que el presidente Aziz tenía una agenda repleta ese mismo día (sábado noche) porque se celebraban los 55 años de la independencia del país y el partido de fútbol era solo uno más de los muchos actos a los que debía asistir en la ciudad de Nuadibú, en el norte del país.
Los dos equipos que se disputaron esta "Supercopa abreviada" fueron el FC Tevragh Zeina y el ASC Ksar.
El directivo federativo añadió que el partido había comenzado con cierto retraso sobre su horario y que el estadio no contaba con iluminación artificial, por lo que se imponía el recorte de minutos para poder hacer la entrega del trofeo con luz natural.
Por último, quitó importancia al incidente porque no supuso ninguna violación de los códigos deportivos, ya que "no es un partido oficial desde el punto de vista jurídico".
Fuente: http://www.marca.com/2015/12/01/futbol/futbol_internacional/1448988935.html